Nuevo gobierno: resultados. Esteban Valenti
03.03.2025
Empezó un nuevo gobierno de izquierda, el cuarto en la historia nacional. Para unos es motivo de una gran alegría, otros tienen expectativa y esperanza, otros están muy atentos y un grupo grande se siente derrotado y en muchos casos, consideran que perdieron equivocadamente. Se aferran a sus tradiciones o mucho peor aún al discurso del anterior gobierno, tan plagado de mentiras.
Es un momento nuevo de la democracia uruguaya, a 40 años exactos de la caída de la peor dictadura en la historia nacional, la más sangrienta, homicida, torturadora y el más decadente régimen cívico militar. Sus heridas siguen abiertas, 40 años después.
Los que le damos importancia a la política, más allá de ir a votar cada cinco años y de vez en cuando le prestamos atención por hechos detonantes, casi siempre escandalosos, deberíamos reflexionar sobre qué esperamos de este nuevo gobierno.
Ya están cubiertos prácticamente todos los cargos principales, tuvimos una larga transición, como siempre demasiado larga, conocemos las grandes cifras y datos de la situación nacional, luego de cinco años de gobierno de la Coalición. Naturalmente que cada uno tiene su propia percepción sobre esa herencia.
Lo que está claro es que en los tres meses de la transición, además de las sonrisas y los sombrerazos, dejaron de apuro cargas pesadas, 160 millones de deudas a Ferrocarril Central, no cerraron ni ninguno de los números fiscales, déficit y deuda externa, firma apurada de contrato para construir Arazatí, y muchas otras "cositas" que iremos descubriendo. Que exigimos que sean públicas, no para justificar sino para conocer en forma transparente.
La transición fue seguida paso a paso, con muchas declaraciones de ambas partes y en algunos casos excesos del equipo del nuevo gobierno, polémicas innecesarias, que más que certezas, -condición muy importante para un nuevo gobierno - nos dejaron dudas y preocupaciones.
El elenco designado, es sin duda una muestra de renovación generacional y de experiencias, con representación de todos los sectores importantes del FA, incluso recurriendo a cuadros de partidos de la Coalición y no solo en las posiciones obligatorias, de control y co-participación en empresas y bancos del Estado. Un aumento del número de mujeres.
Creo que los que pudimos hacernos una idea primaria, inicial de los principales integrantes del gobierno, completamos la imagen del Presidente Orsi y la vicepresidente Cosse y de ministros y secretario y prosecretario de la Presidencia.
¿Hay alguna palabra que puede sintetizar lo que esperamos la inmensa mayoría de los uruguayos y los habitantes de este país, naturalmente los que votaron por este gobierno, pero muchos que no lo hicieron y tienen una visión amplia y nacional?
Yo voy a elegir una solo palabra: RESULTADOS.
Resultados a un buen ritmo, en los sectores fundamentales para el desarrollo nacional, en la justicia social, en la más justa distribución de la riqueza, a través de los ingresos (salarios, jubilaciones, pensiones y de las pequeñas y medianas empresas), de los impuestos, de los servicios públicos, una constante promoción de la libertad, una batalla frontal y victoriosa contra la delincuencia, en especial el narcotráfico y las bandas organizadas, pegando arriba, bien arriba, un avance significativo en la enseñanza, considerando las nuevas exigencias de esta nueva era, volver a poner en una buena dirección a la salud, pública y privada, tener efectivamente una política internacional y regional coherente y no de desplantes y, avanzar en el comercio y la cooperación internacional.
Otros resultados imprescindibles: que el país y el gobierno no viva sumergido en un escándalo de corrupción y de acomodos de forma permanente y que la principal virtud del gobierno no sea su capacidad de explicar esas inmoralidades. Y si se produce cualquier desviación que la izquierda defienda su alma, y reaccione con vigor, con justicia y con oportunidad. No cobrando al grito, con pleno respeto de la justicia, pero reaccionar hasta donde sea necesario.
Una aclaración para los lectores. Este es mi gobierno, hice todo lo poco que pude durante cuatro años para que fuera elegido, no es momento de hacer balances, sino de aclarar que no voy a utilizar el método de justificar errores y metidas de mano en la lata, comparándolos con desastres más grandes de la Coalición y en particular del Partido Nacional. No hay escándalos buenos y escándalos malos. Tampoco me chupo los dedos como lo hicieron unos cuantos cuando las dos trans iniciaron una operación de provocación y mentiras contra el actual Presidente de la República. La política exige precisión, análisis y sobre todo tener clara cuál es el alma de la izquierda y el rumbo necesario. Y otras dos cosas bien puestas.
No voy a pretender que el camino sea unánime en la izquierda, sé cuánto cuesta la unidad como una creación casi única de la izquierda uruguaya, pero eso se defiende con ardor, con inteligencia, pero siempre con principios. El poder y su defensa no vale todo, ni aquí ni en ninguna parte del mundo.
Cinco años son muchos, más intensos, más exigentes en este tiempo de grandes y rápidos cambios y donde no solo está en cuestión un sistema, sino en cierta manera estamos en plena crisis civilizatoria, con la mayor cantidad e intensidad de guerras desde que terminó la Segunda Guerra Mundial en 1945, hace 80 años. Con más de cien millones de refugiados.
Resultados en los hechos y en la comunicación. Hoy dividir, separar la capacidad de comunicación de un gobierno, de sus ministerios, de las intendencias de sus políticas es imposible, forman un conjunto, en los contenidos, los protagonistas y los medios.
La batalla por la libertad que es clave en todos los terrenos, la libertad de expresión, de prensa, de asociación, en el arte y la cultura, pero también en la libertad de la necesidad, al final de este gobierno tienen que mejorar concretamente y claramente los principales indicadores sociales, la pobreza, la indigencia, la pobreza infantil, la desocupación, la mortalidad infantil, el acceso a todos los servicios fundamentales y naturalmente a la cultura y el arte.
Necesitamos volver a ocupar posiciones destacadas en la libertad de prensa que se perdieron notoriamente y con una fuerte caída en estos cinco años. Y no fue por la pandemia.
Son necesarios incrementos importantes en nuestra producción, agropecuaria, forestal, industrial, de servicios por lo tanto más inversiones públicas y privadas para que crezca el país. Y con especial atención al ambiente.
Resultados en los sectores estratégicos, vitales para el país: la producción del campo, aumentando sensiblemente el agro inteligente y tecnificado y el uso del agua, con el equilibrio necesario con el ambiente.
Resultados en la generación de energía. Ya no alcanza y menos si queremos crecer y debe ser obligatoriamente limpia. Lo que no se planifique desde el primer día en el uso y el acceso al agua y en la infraestructura energética, no se concretará a tiempo.
Resultados no con declaraciones rimbombantes en reducir y racionalizar los trámites, los papeles inútiles, los plazos excesivos para todas las actividades, sobre todo las productivas deben reducirse y racionalizarse.
Resultados en la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres a todos los niveles, no solo por el feminismo que lucha hace tanto tiempo, sino por toda la sociedad uruguaya que no puede darse el lujo de no emplear todo el enorme potencial humano, profesional, cultural de las mujeres.
Tenemos responsabilidades internacionales ineludibles, estamos a 5 años de los objetivos que se plantearon en la agenda de las Naciones Unidas 2030, tenemos que sobrepasarlos.
Hay acuerdos impositivos internacionales firmados por 120 naciones, incluido Uruguay, sobre el pago de la renta empresarial del 15% en todos los casos, en el país de origen de las empresas o en la sede de sus sucursales y plantas. De eso no salva nadie y hay que actuar con gran inteligencia y rigor.
Hay un tipo de resultados que no corresponden principalmente y menos exclusivamente al gobierno, sino al Frente Amplio, a la izquierda, es dar la batalla propia y constante, no para disputar posiciones, sino sobre los grandes temas de la igualdad, de la solidaridad y fraternidad, de la libertad más plena y por lo tanto de la democracia. Para los cambios actuales y del futuro, hace falta esa constante batalla política, cultural e ideológica sobre todo en un mundo con tan explosivo crecimiento y prepotencia de la ultra derecha. No nos repleguemos renunciando a nuestros más ambiciosos objetivos históricos. Las derrotas sufridas son una prueba que debemos superar.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).