Papa Francisco I, una batalla progresista del equilibrio. Esteban Valenti

24.04.2025

Cuando esta columna aparezca, una semana después de la muerte del Papa Francisco I, habrán corrido ríos de tinta. Se ha cerrado una página de la historia y desde ángulos muy diversos será encarada, no solo entre los católicos, sino entre los conservadores y los renovadores, incluso entre las nuevas corrientes ultra derechistas. Es parte importante de la batalla cultural.

La imagen de que un Papa es omnipotente es falsa, incluso a lo largo de los mas de 2000 años de historia. Hubo tiempos donde jugaron un papel muy potente en el plano político incluso militar e ideológico en el mundo, en particular en Europa, América y África.

El cine y una parte de la literatura, alimentaron sin duda esa imagen de omnipotencia, cuando en realidad el poder del Papa estuvo siempre en relación con la estructura y las corrientes de la iglesia, una de las instituciones humanas más poderosas y estructuradas a todos los niveles.

Francisco I, fue el primer Papa jesuita, latinoamericano (la principal zona de influencia religiosa del catolicismo romano). En 266 Papas, fue el primero que adoptó el nombre del santo más humilde, más amado por la comunidad católica, más humanista. "Il poverello" como fue bautizado, ese fue sin duda todo un mensaje y también es un mensaje que nunca haya sido utilizado anteriormente.

El nombre más utilizado por los papas católicos a lo largo de la historia fue Juan, hubo 21 papas que eligieron el nombre de Juan. Cabe destacar que nunca existió un Papa llamado Juan XX debido a un error de numeración. Además, Juan XVI fue un antipapa, al igual que hubo un antipapa Juan XXIII (distinto del Papa San Juan XXIII). Angelo Giuseppe Roncalli.

La última encíclica de Francisco I, Fratelli tutti (1) tiene un fuerte contenido social y en esta época de grandes tensiones políticas y bélicas, su título ya transmite un mensaje muy importante. Su largo contenido ha impactado favorablemente en los sectores progresistas del mundo, es una buena muestra de un pensamiento más cercano a lo que imaginamos que diría Cristo de haber vivido en estos tiempos: una interpretación en clave humanista de la pandemia y de los males de la globalización neoliberal, el consumismo, la especulación financiera, la mercantilización, la guerra... Una alerta sobre el maltrato a los migrantes e incluso una crítica de la propiedad privada cuando no sirve a un fin social, también a lo que llama "populismo irresponsable" y a los "nacionalismos cerrados, resentidos y agresivos".

Además de los contenidos eclesiásticos de sus mensajes, hizo un gran esfuerzo por cambiar la imagen conservadora de la iglesia y de su doctrina católica, con su estilo de vida austero, sus preocupaciones y mensajes fueron un aporte importante y con una preocupación constante por los más débiles.

No existe un momento histórico de mayor tirantez política entre Estados Unidos y el Vaticano, en particular en su guerra fría contra China, los EE.UU. necesitan la autoridad moral de la Santa Sede para combatir con armas iguales la poderosa autoridad del Partido Comunista Chino. Bergoglio se la niega porque su combate es otro. Bergoglio, por desgracia para Trump y suerte para el mundo, no es el Papa Wojtyla.

El Secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo publicó un artículo en la revista ultraconservadora First Things, titulado "Los católicos de China y el testimonio moral de la Iglesia". Tras anunciar que diplomáticos vaticanos y chinos iban a negociar la renovación del acuerdo secreto y provisorio de dos años entre la Santa Sede y China, relativo exclusivamente al nombramiento de obispos, Pompeo acusaba al Vaticano de haber desamparado a los católicos chinos, quienes, a juicio del Departamento de Estado, son objeto de maltrato y depravaciones por parte del Partido Comunista Chino. Pompeo recuerda a la Santa Sede que a finales del S.XX el testimonio moral de la Iglesia inspiró a quienes liberaron Europa del comunismo y desafiaron regímenes autocráticos y autoritarios en Asia y Latinoamérica. En el tuit que enlazaba al artículo, Pompeo fue aún más lejos: "De renovar el acuerdo [con China], el Vaticano estaría poniendo en peligro su autoridad moral".

La posición del cardenal de ultra derecha Raymond Leo Burke, uno de los cabecillas de la oposición interna al Papa Francisco, es una señal muy clara de la resistencia dentro de la iglesia de la corriente reconocida como más reaccionaria y conservadora.

Desde el punto de vista doctrinario los cambios no fueron tan notorios, como por ejemplo los de San Juan XXXIII (1958 - 1963) considerando los doce años de pontificado de Francisco (2013 2025).

En cuestiones de género, en particular el aborto, el divorcio, el matrimonio homosexual, incluso la posibilidad del matrimonio entre religiosos, las señales fueron débiles y se mantiene el concepto de que la última palabra en todos esos temas debe ser de la iglesia.

En estos aspectos es cierto que el combate contra los derechos de las mujeres es una de las principales y más primitivas batallas de los sectores de ultra derecha en todo el mundo, pero juzgar el papel de Francisco I, principalmente por este importante aspecto, como lo han hecho y lo hacen sectores feministas es injusto e incorrecto desde el punto de la batalla global contra la derecha y por el progreso. Y he leído varios materiales en este sentido.

Ojalá el retroceso no tengamos que comprobarlo con el próximo Papa.

El progresismo, las izquierdas en el mundo no hay duda que han incorporado con mucha más fuerza que en el pasado el tema global de los derechos de las mujeres, como una conquista y un avance de toda la humanidad, pero cuando se pretende reducir todo a ese solo y exclusivo aspecto, se pierde la esencia misma de la lucha global del progresismo, en la política, la economía, la ideología, la cultura, la defensa del ambiente y naturalmente como un tema central, el derecho de las mujeres.

Precisamente porque no es una batalla que se puede librar y vencer de forma aislada, sino como parte de la derrota de las fuerzas conservadoras en su conjunto y para ello el frente político y cultural debe fortalecer los ámbitos mundiales de valores y banderas y no reducirlos.

Las izquierdas que no ejercen la crítica a todos los niveles, incluso a lo líderes mundiales pierden una de sus facetas principales y definitorias. Lo hicieron durante mucho tiempo y lo siguen haciendo. Pero reducir el análisis del papado de Francisco a un solo aspecto no es solo enfrentarse con su figura, su papel histórico en la Iglesia Católica, sino a los millones de católicas y católicos que mantienen esas visiones sobre los temas de género y forman parte de las fuerzas transformadoras y avanzadas y es un grave error.

La batalla actual, incluso más que en el pasado se libra también dentro del catolicismo y "excomulgar" a los que no comparten la ideología de genero como valor absoluto, es un gran primitivismo y un aporte importante a la derecha.

No se puede definir la batalla cultural en un solo acto o principalmente por la batalla por las cuestiones de género, la historia de nuestro continente está llena de mártires y de pensadores católicos de izquierda, que no compartían ciertas definiciones sobre ciertas cuestiones de género y siguen siendo referencias de las luchas contra las dictaduras y por el progreso.

Así como lo hacemos con las entidades nacionales, con los organismos internacionales, con las diferentes religiones, el ámbito para juzgar al Vaticano y a la Iglesia Católica debe ser la historia.

Texto íntegro de la encíclica 'Fratelli Tutti' del papa Francisco I:

(1)   https://www.vidanuevadigital.com/documento/texto-integro-de-la-enciclica-fratelli-tutti-del-papa-francisco-pdf/

Esteban Valenti
2025-04-24T07:00:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).