Ramón Fonticiella
12.04.2024
El “alto” del colorado Viera y el retroceso del blanco Lacalle
Algo más que cien años transcurrieron entre que Feliciano Viera (colorado, salteño y abogado) y Luis Lacalle Pou (blanco, metropolitano y también abogado) ocuparan la presidencia del Uruguay.
Sé que no soy original al tratar de hacer un paralelismo entre el "Alto de Viera", dado en 1916 previo a la reforma constitucional del 17 y sucesos de la actualidad. Han sido varios los que lo han establecido, aunque con alguno me permita discrepar. Tal el caso de la comparación de "Alto de Viera" con decisiones de Tabaré Vázquez, elaborada por el eminente politólogo Oscar Botinelli que, sin querer faltarle el respeto, no comparto. Botinelli tilda a Vázquez de conservador en cuanto a valores y dice "El conservadurismo de Vázquez en el plano de los valores no es ninguna novedad..." Respeto el juicio de Botinelli por su nivel académico y su honestidad intelectual, pero como militante, no estoy de acuerdo. Fue un tajo demasiado grande y profundo el del director de Factum, dado el 15 de marzo de 2015, al hacer la comparación. Las personas nos equivocamos, o sea que alguno de los dos está en un error.
Creo que la decisión de Feliciano Viera de parar la transformación social y económica de José Batlle y Ordóñez, da material para mucho. El Uruguay de don Pepe Batlle recién retornó con potencia en el siglo XXI, cuando el Frente Amplio, precisamente con Tabaré Vázquez a la cabeza, reinició los cambios ahora profundos. Obviamente que un siglo es mucho tiempo y la evolución del mundo hizo cambiar algunos ejes de las transformaciones; pero el objetivo se mantuvo: generar un estado de bienestar para todos los habitantes, poniendo énfasis en quienes menos tienen, y devolviendo derechos que habían sido arrebatados por la costumbre o la cultura de época. Paso a paso. En una verdadera revolución pacífica y sustentable.
El histórico "Alto de Viera", proclamado en 1916, es resumido así por Martín Rastrillo en BRECHA de noviembre de 2019 :
"Los argumentos para frenar una serie de medidas que habían transformado al Uruguay de comienzos de siglo XX en una democracia de avanzada son elocuentes. En consonancia con los intereses de la Federación Rural, Viera planteaba que "las avanzadas leyes económicas y sociales sancionadas durante los últimos períodos legislativos han alarmado a muchos correligionarios y son ellos los que nos han negado su concurso en las últimas elecciones. Bien, señores, no avancemos más en materia de legislación social y económica; conciliemos el capital con el obrero. No patrocinemos nuevas leyes de esa índole y aun paralicemos aquellas que están en tramitación en el cuerpo legislativo o, por lo menos, si se sancionan que sea con el acuerdo de las partes interesadas". En el primer editorial de La Mañana, el 1 de julio de 1917, su director, Pedro Manini Ríos -abuelo de Guido-, escribía lo siguiente: "En aquel pleito comicial se ventilaron no solamente problemas constitucionales y orientaciones políticas. Todo el inquietismo legislativo en materia económica y social estuvo también, y de manera principalísima, en tela de juicio. El espíritu de novelería y el afán de captarse votos entre las clases desheredadas de fortuna, por ser las más numerosas, llevó a los próceres del situacionismo a pretender transformar el partido en lo que entonces llegó a denominarse por ellos mismos 'socialismo sin bandera', fórmula que concretaba un plan amorfo de reformismo a todo trance de nuestra legislación social y económica, de violencia de las costumbres, ataque a las tradiciones y agresión a todos los intereses". Citado en el artículo "Los huesos hablan de nuevo", del autor mencionado.
Según narra la historia, Feliciano Viera tuvo la sencillez de decir quiénes estaban detrás del freno a las reformas batllistas. Lacalle Pou, su último sucesor, lo disfraza llamando "malla oro" a quien defiende con su política de retroceso : el gran capital. Más que un "alto", el giro de Lacalle es un retroceso popular con entronización de la riqueza, y asegura que las necesidades sólo se transformarán en conquistas "si hay derrame". Antibatllismo y antifrentismo.
La idea de escribir sobre este asunto la despertó el senador Carrera, cuando en una exposición en Salto recordó el Alto de Viera como ese freno a Batlle, comparándolo con las estrategias de Lacalle para contener las transformaciones populares que inició el Frente. Hacerlo no tiene otra pretensión que sembrar interés por observar los ciclos sociales, económicos y políticos que se operan por acá. A fines del siglo XIX y principios del XX un hombre esclarecido, puso en marcha una verdadera transformación social en Uruguay. Parcial pero revolucionaria, aún para el mundo. Algunos de quienes lo rodearon se hicieron obreros intelectuales de la iniciativa (Domingo Arena, por ejemplo) y fueron leales constructores del nuevo país.
Al empezar el siglo XXI, una fuerza política retomó y profundizó el empoderamiento popular de la legítima distribución de la riqueza, la cultura y los derechos: el Frente Amplio. Como la idea y los actores estamos vivos y plenos, opongámonos al "Alto con retroceso de Lacalle". Sin odios, pero con firmeza. Sin violencia, pero con razones y compromiso. A diferencia de 1916 y años siguientes, hay un Pueblo organizado para trabajar por la continuidad de los cambios populares.
Los cinco años del gobierno de coalición conservadora, han puesto un freno que debe ser liberado.
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante
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