Ramón Fonticiella

20.09.2024

Si crece el país ¿por qué aumentan los pobres?

 

No es fácil entender las estadísticas; hay que tener cierta formación y mente entrenada. En ese mundo no todo  es negro, ni todo lo blanco es blanco. Los números son pasibles de interpretaciones y hasta de subjetividades. Por eso es fácil marearse con ellas. 

 El gobierno nacional dice que el país ha crecido económicamente, pero los números dicen que la pobreza ha ido en aumento. Parece un misterio. O no es cierto que el país creció, o bien ese crecimiento es rengo. Gente que mira los números con objetividad y buenas intensiones, explica que lo que ha fracasado es la distribución de esa riqueza. Hay capitales que se han aumentado en ese crecimiento, pero ha habido concentración de esa riqueza en pocas manos.

No todo lo que brilla es oro, por lo menos en los bolsillos de los trabajadores y jubilados. Se estima que hay más de un millón y medio de uruguayos registrados como trabajadores, pero un tercio de ellos, 500.000, ganan menos de 25.000 pesos por mes, o sea la mitad de lo que una persona necesitaría para superar la línea de pobreza.

Este Uruguay de hoy, con las concepciones económicas y sociales que tiene el gobierno de coalición, no reparte con equidad el dinero necesario para el bienestar colectivo. Concentra las posibilidades de desarrollo en una minoría, en desmedro de la mayoría.

La distribución de la riqueza nacional con equidad, es un precepto fundamental de un gobierno democrático (y artiguista). Un país que crece económicamente, no puede aumentar sus pobres, que llegan al 10% de la población adulta, y a alrededor del 20 % en la de menos edad.

Algunos lectores podrán creer que estoy promoviendo la "caridad", para que los ricos le den una mano a los pobres. No se trata de eso. Como reza el viejo poema de los años ´60, "que termine la caridad y empiece la justicia". Tampoco es caso de apropiarse de lo ajeno y menos por la fuerza; el asunto es que la violencia sorda de los poderes económicos, no avasalle las humanas oportunidades de desarrollo de los que menos tienen. José Artigas algo de eso sabía cuando proclamó el "Reglamento de Tierras de 1815", diciendo que se distribuyeran las estancias de los "malos europeos y peores americanos". Por algo ninguna tierra otorgada por Artigas obtuvo título de propiedad: los acaparadores de aquella época lo impidieron. Pero los tiempos han cambiado.

En la República de Irlanda, aún hoy saludan con monumentos al ministro de fines del siglo XIX, que impuso un gravamen a las tierras improductivas; logró que los propietarios las hicieran producir, con beneficio para toda la sociedad. Algo así, en términos gruesos, debe hacer Uruguay: buscar la forma de que los bienes nacionales sean camino de progreso para todos. No hay capital sin operación humana (por lo menos por ahora), por lo que la ganancia es bueno que se distribuya de manera más equitativa. Insisto que no debe esperarse de la caridad, sino de la legislación nacional.

Un país que crece, no puede soportar aumento de la pobreza, y menos infantil.

Esa seguramente es la gran diferencia entre el pensamiento de la coalición republicana (ideología que existe aunque no se vea) y la de la coalición progresista y de izquierda (FA): fortalecimiento del producto nacional, con justa distribución. Quienes hayan prestado algo de atención al discurso de Yamandú Orsi en el Real de San Carlos, o haya leído la síntesis de las medidas del gobierno del Frente, no descubrieron ningún acto revolucionario, lesivo para nadie, ni discriminativo. Sólo acciones para mejorar la situación de los más postergados, comenzando por fortalecer el salario, que sostendrá el consumo interno, que será una forma de repartir los beneficios del crecimiento.

Lo escribo desde el Norte, el postergado Norte de las grandes estancias, que vive de espaldas al desarrollo industrial creador de mano de obra (o de cerebros en servicios).

Cada vez entiendo mejor la propuesta que realizada por MIJAIL PASTORINO, candidato a diputado por Salto de la lista 133609, del Espacio Frenteamplista RAICES: sumar esfuerzos, propuestas y trabajo para despertar al Norte. No se trata de lograr genialidades, sino entenderse entre quienes conviven con la postergación de sus semejantes, sin importar a quien voten, para sensibilizar, informar y acompañar a un gobierno nacional democrático no sólo en su elección, sino fundamentalmente en su acción.

Los diputados no son magos ni superhéroes, son militantes que han sido electos para trabajar por todos, cuanto más juntos mejor. Los norteños votantes colorados, blancos y cabildantes, tienen las mismas peripecias existenciales que los frenteamplistas; sus diputados deben humildemente asociarse por ellos. 

Aplaudo la iniciativa de MIJAIL PASTORINO (RAICES 133609), el joven candidato salteño. Estoy seguro que irá al Parlamento, sin intensiones de "calentar silla".

Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante

 

Columnistas
2024-09-20T06:41:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias