No temas ni ofendas
Ramón Fonticiella
16.11.2024
No temas ni ofendas
Una firma me impulsó a evolucionar en mi pensamiento crítico: la que en un ejemplar de "La República Batllista", estampó hace años Gerardo Caetano. Me costó leerlo, por la abulia que ya comenzaba , hace más de quince años, a extenderse sobre nosotros, por la falta de costumbre de establecer relaciones entre las partes del texto, y por la cantidad de citas referenciales que fundamentaban sus dichos. No me da vergüenza decir que era mi primer libro de un historiador, que en cada capítulo prendía una luz del pasado, para iluminar el presente. Ese autógrafo del Dr. Gerardo Caetano me empujó a seguir leyendo a los que saben y lo derraman con seguridad a la sociedad. Mi entendimiento fue mejorando, y hoy puedo arriesgar a manifestar que no me extraña que "buenas personas" tengan malos pensamientos. No sólo hay que ser buen padre, buen obrero o patrón, para desarrollar acciones sociales positivas; también hay que pensar con "dolor y gozos ajenos" para ser buen gobernante.
Puede parecer de fantasía que el sector político que promueve a Delgado como presidente, siga utilizando el "temor y la ofensa" como argumentos de convicción. Ya lo ha hecho ese bloque de concepción política, de mil maneras para lograr beneficios puntuales a sus intereses. Pocos pensarían que ciudadanos del pasado, tan importantes para la historia que sus nombres están en calles de todo el país, hayan sido concretos perseguidores de los derechos humanos. Tal el caso de supuestos próceres que violaron la flamante Constitución en el siglo XIX, fomentando el tráfico de esclavos, cuando la Carta lo prohibía. Esos "próceres" inventaron, por ejemplo la figura del "colono africano" para introducir esclavos negros cuando ese aberrante acto era prohibido. No me extraña que hoy sus sucesores ideológicos (el patriciado al que llaman malla oro), traten de utilizar el miedo, el insulto y la mentira para atrapar personalidades ingenuas asustándolas con cucos inexistentes si gana Orsi.
No temas ni ofendas.
La matriz artiguista de la frase me permite sentirme seguro. Quien quiera gobernar este pequeño país desde el Poder Ejecutivo, no debe asustar ni ofender. Lamentablemente en este fin de campaña, desde el gobierno se ha apelado al insulto, al agravio y al temor, como forma de atraer votantes.
Quienes saben que convencer no es arriar y que enamorar no es violar, entenderán que no se atrae con agresiones, aunque sean dichas con una sonrisa.
Me siento con gran tranquilidad de conciencia y esperanza de espíritu. El profesor de historia que debe ser presidente, tomó como emblema la frase SABREMOS CUMPLIR, del Himno Nacional. No trajo a su discurso las cincuenta mil viviendas "prometidas" por el gobierno que se va, ni la vacía popularidad construída en base a selfies, ni las lealtades logradas por reparto de cargos en Salto Grande, ni la parcela de Colonización que como estancia propia explotara Delgado. Prefirió hablar de doce mil empleos para jóvenes, de quintuplicar las becas estudiantiles, de mejorar la atención al público en las comisarias con estudiantes universitarios, de atacar la inseguridad desde el corazón de los barrios problemáticos, de mejorar con certeza las jubilaciones y de promover programas de desarrollo del empleo.
¡ Qué diferencia!
Tenelo en cuenta para votar el 24. ORSI es mucho más que una bandera, un jingle o una denuncia. El programa que impulsan con Carolina es una forma de mejorar la vida de los habitantes de esta tierra.
Sin temor ni ofensas ; con Orsi SABREMOS CUMPLIR.
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante
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