La razón y la fraternidad pueden cambiar la violencia
Ramón Fonticiella
26.01.2025
La razón y la fraternidad pueden cambiar la violencia
El título puede parecer incoherente; la razón y la fraternidad pueden ser herramientas para transformar la violencia en buena convivencia. Seguramente el lector tendrá la generosidad de comprenderlo, entre otras cosas porque el titular sería quilométrico.
La necesidad de escribir sobre el tema viene de la lectura de redes locales. No fue necesario mirar hacia Trump, Milei, Palestina, Rusia, Ucrania ni algún otro ícono violento del mundo (que tiene tantos!). Me ha sorprendido la celeridad con que se han encendido fogatas contra el futuro gobierno nacional, hacia sus representantes políticos y hasta a sus ideas. Es posible que no se hayan prendido solas, que las chispas vinieran de los votantes ; o que se generaran en las acciones de despedida del poder que hace el lacallismo. Sea cual fuere el origen, estamos asistiendo a una recrudecida batalla por la conquista del rechazo popular.
Varias decisiones "in extremis" del presidente Lacalle Pou, han enardecido hasta a los muertos. Lamentablemente estamos presenciando y participando de una serie de decisiones increíbles para la despedida de un gobierno. La firma del contrato para hacer el proyecto Neptuno, sin duda es un emblema: de lo que en democracia no debe hacerse, tirar un fardo pesado sobre un gobierno que no comparte la iniciativa.
Lo he citado a manera de ejemplo; podría pasar por ASSE, por algún gobierno departamental, por la cancillería...y no escarbemos más. Son como fulminantes que hacen explotar enfrentamientos, que prenden fogatas, que enervan personas e instituciones, que empujan a la violencia verbal. Son pésimas acciones provenientes de quienes han realizado prédicas, supuestamente por el bien común, durante cinco años. Esas conductas inflaman sentimientos y hasta promueven enfrentamientos sobre todo por las redes. Nada de "razón", menos de "fraternidad", tomados como bases lógicas y afectivas de convivencia pacífica; mucho de perturbación de intelectos y en algunos casos de exacerbación de mentes menos politizadas que consideran "enemigo" al que piensa diferente. Sé que no es casualidad, que es una inmoral conducta política que ha permeado a los estamentos más sencillos de la sociedad; esa forma de actuar dividiendo, enfrentando, generando peleas, es también una forma de pervertir a la sociedad haciéndola carne de cañón para pelear guerras ajenas ( sean por una obra, una fuente de agua o un territorio).
A menos de cuatro meses de una elección departamental, es bueno refrescar la idea de que los gobiernos se eligen para mantener bien o mejorar las condiciones de vida de las regiones del país. No gobernará mejor quien degrade al adversario, aunque deba marcar que su propuesta es la más buena; no será más eficiente quien sólo señale lo negativo del adversario, sino quien entienda qué necesita la población para convivir mejor.
Ahí calzan, como en un puzzle, las fichas de la "razón y la fraternidad", con las cuales encastrarán enseguida las de la buena convivencia, la equidad, la tolerancia y el bienestar.
Algunos sonreirán escépticos, y los entiendo; una de las formas de vulnerar la convivencia humana es generar desconfianza, descreimiento y rechazo al pensamiento constructivo. Hoy más que nunca es momento reconstruir. Posiblemente quien en cinco años no lo ha hecho, no sea confiable; pero quienes presentan con convicción líneas de trabajo serio, con conocimiento de las realidades y equipos de probada solvencia y ética, merecen ser escuchados.
Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante
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