Refundar. Esteban Valenti

17.03.2025

El discurso del nuevo presidente de la República, Yamandú Orsi fue muy bien recibido por la mayoría de los uruguayos y por los representantes de todas las naciones invitadas a los actos de asunción. Incluso por los partidos de oposición.

No hay dudas que brindó una mirada amplia, nacional, generosa sobre el Uruguay, que nos hace sentir a todos orgullosos de este pequeño gran país. Un discurso de estadista.

Cada día soy menos amigo de las unanimidades y apreciando mucho el valor de esa presentación del Presidente para el país y su futuro gobierno, hay algo que me raspa y como se ha repetido en varios discursos y muchas veces incluso en la campaña electoral, voy a decirlo claramente.

Si, al Uruguay hay que refundarlo moralmente, hasta el último momento de su mandato el gobierno multicolor estuvo distribuyendo dinero público inmoralmente, asumiendo compromisos, favoreciendo designaciones y generando sospechas de todo tipo. Me refiero al contrato con la fundación "A Ganar" por 3.6 millones de dólares, la designación de decenas de funcionarios en ASSE y en otras dependencias, firmando un contrato para la construcción del Proyecto Neptuno (Arazatí) a pesar de la firme oposición del nuevo gobierno, la deuda de un año de atraso al Ferrocarril Central por 160 millones de dólares y apareció una estafa con 35 toneladas de carne en la Armada.

No perdieron una hora del largo proceso de la transición para seguir demostrando que la moralidad pública no les importa en absoluto, para resolverlo están las encuestas de opinión pública y el alto apoyo al presidente saliente.

Nunca el Uruguay tuvo la cantidad de escándalos, de actos de corrupción, de barbaridades institucionales, como durante este gobierno multicolor, y en especial por la obra del Partido Nacional. A todos los niveles, nacionales y departamentales.

Los uruguayos, con los sacrificios que haya que hacer, con las leyes que haya que promulgar, con las instituciones de vigilancia del lavado de dinero y de las inmoralidades que deben funcionar diferente, pero sobre todo con la conciencia cívica vigilante y sensible ante los desmanes del poder, si no REFUNDAMOS los valores morales de nuestra república, habremos retrocedido en nuestra identidad y en nuestra propia conciencia nacional.

Salimos de otro país, de la falta absoluta de moral en las compras públicas, en los contratos firmados para favorecer empresas, de la entrega del puerto por 60 años a los belgas, QUE NO FUE GRATIS, pueden estar absolutamente seguros. De los papelones mundiales con el pasaporte a Sebastián Marset, el mayor narcotraficante de Uruguay y uno de los mayores de la región. Que sigue libre y operando.

Salimos de otro país. En el trayecto desde el Palacio Legislativo hasta la plaza Independencia, al lado del auto presidencial hubo una ausencia notoria, la de Alejandro Astesiano, el jefe de la custodia presidencial del anterior Presidente.

Recordemos la fiscal Gabriela Fosatti que afirmó que ella había protegido la imagen del Presidente. ¿Quién le dio esas atribuciones a la representante del pueblo en un proceso judicial? Nadie y si falta algo, se fue al Partido Nacional y luego al Colorado. Una tránsfuga.

También tenemos que refundar el Uruguay terminando la judialización de la política y sobre todo la politización de la justicia.

Nunca puede ser un acto de venganza, de soberbia, al contrario, la refundación nos incluye también a nosotros, a los izquierdistas, los frenteamplistas, porque tenemos 15 años de experiencia de gobierno y debemos demostrar y demostrarnos que aprendimos mucho. No aceptemos jamás que argumentar políticamente es hacer concursos de quienes cometieron las mayores irregularidades. Eso es argentinizar el Uruguay.

La cantidad y la enormidad de los delitos de privados, de estafas en el mundo "bien", habitantes de Carrasco y todos de origen blanco, Campomar, Grupo Larrarte, República y Conexión Ganadera, no son una coincidencia, es a nivel privado la prolongación de la temporada de caza, donde hacer dinero de cualquier manera era válido y es lo normal.  Con 7.000 damnificados directos, pero con el Uruguay en el mundo con una imagen deplorable y el Estado de observador.

Se vienen las elecciones departamentales y el tema moral tiene que estar muy presente, no solo para ganar, sino para sanear, hay departamentos como Artigas, como Lavalleja y Maldonado entre otros, donde la inmoralidad es normal y aceptada. Y eso no es el Uruguay, hay que refundarlo.

La moral pública no es una virtud solo de izquierda, a Jorge Batlle le fue muy mal en su gobierno, pero todos sabemos que no se llevó un peso. Eso no lo salvó de una caída estrepitosa de su apoyo político. No podemos ver que sucede exactamente lo contrario y no hacemos casi nada. Imaginen por un instante que estaría sucediendo si la Coalición hubiera ganado nuevamente.

Además de que esas conductas de la cúpula de los blancos es un insulto a la historia de su propio partido y junto a la cúpula gobernante del Partido Colorado, una trituradora, que incorporó tres partidos al gobierno, los masticó y los devolvió en la ruina, con dos diputados Cabildo Abierto y uno solo el Partido Independiente, que ni siquiera es de la lista de Pablo Mieres y la desaparición del Partido de la Gente.

Ese sistema de hacer cómplices a la fuerza a otros partidos de las amoralidades en el gobierno, es perversa y destructiva. Los ciudadanos de esos partidos no tienen la misma capacidad de soportar los actos ilegales y los partidos los pagaron carísimo.

Lo mismo o peor nos sucede a nosotros, a la izquierda, las inmoralidades se pagan dos veces y muy caras. Se pagan en debilitar de manera aguda a la izquierda y el progresismo, de quitarnos razones fundamentales de nuestra existencia, porque la corrupción es una de las formas más feroces de apropiación indebida, además nos debilita y nos genera cola de paja que pagamos por muchos años. ¿Hacen falta pruebas o alcanza con estos cinco años?

Y no señores, no somos todos iguales o parecidos simplemente por ser uruguayos, seguimos siendo el Frente Amplio y lo digo con el dolor de haberme ido del FA, cuando sentí que dejábamos de serlo.

Hice como en la campaña electoral una investigación cualitativa, sobre el apoyo al presidente Lacalle. Recuerden que mi previsión de que ganábamos por 4 puntos en el balotaje, dio exactamente con el resultado y ahora no encontré en absoluto al 32% de los votantes frenteamplistas que apoyan a Lacalle. Ni cerca, apenas llegan al 6%. Y sin ese apoyo de los votantes del FA nunca se llegaría a un apoyo del 58% a la gestión de Lacalle. Es notorio que la relación entre los encuestados y las empresas encuestadoras ha cambiado mucho, basta ver las previsiones finales y los resultados.

Y si uno se guía por el acto del 1 de marzo, notoriamente las muchas miles de personas frenteamplistas o votantes del FA presentes en el acto, estaban muy lejos de apoyar a Lacalle, al contrario y lo manifestaban ruidosamente. Y ese apoyo de las encuestadoras no tiene ninguna forma de comprobarse.

El Partido Nacional en octubre del 2019 obtuvo 29.90% de los votos e en octubre del 2024 apenas alcanzó el 26,82%, es decir 3.08% menos que en la elección nacional

En el balotaje, la Coalición, ya constituida y lidera por Lacalle obtuvo el 50,79% de los votos en el 2019, mientras que en noviembre del 2024 logró 47.99%, una caída del 2.80%. No hay explicaciones serias y razonables, así que lo único que podemos hacer es un acto de fe en las encuestadoras.

Lo que si tenemos que recordar es lo que dijo Lacalle en su discurso de despedida ante 500 militantes blancos el 28 de febrero, pero transmitido generosamente en cadena por los tres canales de TV agradecidos, dijo claramente que él lo volvería hacer, corrigiendo algunos errores. Aquí no estamos hablando de algunos errores, sino de un cambio profundo en la moralidad republicana, que fue gravemente afectada.

Luis Lacalle Pou es uno de los políticos más inteligentes y es un duro combatiente, hay que reconocerlo. Sabe utilizar muy bien la capacidad de comunicación en todo el país, los medios del estado y del gobierno y los empleó más allá de todas las previsiones. Fue el presidente más hábil del arco conservador desde la caída de la dictadura. Y le agarró el gusto.

Los uruguayos estamos en contra de la llamada brecha, si se trata de divisiones feroces y sin principios en la política, pero eso no debe confundirse con el debate ideológico, cultural, político y la batalla implacable contra la inmoralidad. Y además estando en el gobierno TENEMOS QUE HACER COSAS CONCRETAS, AVANZAR TAMBIEN EN ESE TERRENO.

Lo que no queremos es un saqueo al país, otra temporada de caza de otros cinco años a partir del 2030 y para eso hay varias batallas que dar y que ganar. Todas democráticas, como la libertad de información, luego de cinco años de degradación.

Esteban Valenti
2025-03-17T06:50:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).