Reflexiones sobre el discurso del 1 de Mayo
Richard Read
17.05.2013
Es muy gratificante escribir en esta primera entrega de una publicación que es BIEN NUESTRA, de la querida FOEB.
Muchos temas se me ocurrieron en estos días para poder dejar como pensamiento en esta editorial: la juventud, la unidad, el último conflicto ganado etc. Pero con la cercanía del acto del Primero de Mayo y el contenido del mensaje, me pareció oportuno desarrollar esa intervención en lo conceptual, porque además coincido que es de vital importancia este tipo de debates sobre temas que no es habitual hoy escucharlos, pero que hace a la esencia de nuestro perfil de clase, individualizar un grave problema para luego poder abordarlo y mejorar, es no sólo de honestidad intelectual sino de responsabilidad de clase hacerlo.
Hablamos de la falta de hábitos de trabajo, de la falta de apego a las normas laborales, a la seguridad individual y colectiva de los empleados, a no identificar el trabajo como una instancia de crecimiento personal y de mejorar la autoestima y sentirnos orgullosos de nuestros conocimientos que son nuestros e irremplazables, el conocimiento obrero tan largamente codiciado por las patronales.
Obvio que la in defección se percibe en una minoría pero, que por ser tal, no es menos importante y que dispara una alarma en el presente y el futuro inmediato, ¿qué nos pasa que hay un 25% de los trabajadores uruguayos que faltan por lo menos una vez al mes llegando a un 30% en algunos sectores de nuestra economía?
Responsabilizar a los bajos salarios, a la falta de motivación para ir al trabajo es, desde mi punto de vista, un grueso error.
En algunas fábricas de la bebida, que el promedio de salario es muy por encima de la media nacional, las faltas al trabajo son muy importantes. Responsabilizar a la desmotivación profesional de cada trabajo es entrar en lo sesudo de un análisis que puede llevar toda una vida discutir. Yo me inclino a mirar para atrás y ver qué pasó en las dos décadas anteriores, que rasgo de responsabilidad, de motivación o no, tuvieron las políticas sociales, de empleo, de crear sociedad, en la gestión de los gobiernos blancos y colorados y juntos en la alianza rosada.
Hago hincapié en la década del 90 porque en ese lapso las clases dominantes desarrollaron toda una batería de injerencias para demoler toda una historia del Uruguay solidario, protector, de respeto, del trabajo y el estudio; el Uruguay que la inmensa mayoría de nosotros conoció. En esa época empezaron con un ajuste fiscal, rebaja del 16% del salario en mayo de 1990; siguieron con la clausura de los Consejos de Salarios, medida que duro 15 años. Enseguida la idea de privatizar todo, regalarle a los privados nuestro patrimonio, cerraron fábricas, se perdieron miles de puestos de trabajo, privatizaron las jubilación con la creación de las AFAPs. La inmigración para los que pudieran costearse un pasaje, fue la alternativa. Las familias se empezaron a quebrar, divorcios, separaciones, padres y madres sin empleo; un nivel de vida en franco retroceso, angustia y depresión; el "hace la tuya" fue la consigna de los derrotados, esa fue la constante de la década y el pueblo igual tenía reservas para resistir: le dijo no a las privatizaciones y fue una derrota importante para la derecha pero que no la amilanó en sus objetivos. En esa década nace esta nueva generación de hoy, veinteañeros que se criaron con el abuelo y al padre desocupados;( el padre y la madre por lo menos,) los hábitos cambiaron, la prioridad era sobrevivir sin importar cómo; lo individual desplazó a lo colectivo, el egoísmo, la mezquindad, la crisis económica, que trae crisis social, hace que afloren las miserias humanas y eso fue un resultado de esas políticas del 90.
Los hábitos se adoptan, se contagian, los del estudio, el trabajo, el de la solidaridad, son los que tenemos que rescatar, volver a traerlos a nuestra vida cotidiana, ser de izquierda es organizar una cruzada por el retorno de los mismo, son los valores del luchador social son los ejemplos de nuestros hermanos de clase de comienzo de siglo anarquistas, socialistas, comunistas, cristianos, batllistas e independientes.
En este 1° de Mayo, nuestra intención fue hablar de nosotros, identificar un grave problema, hacernos cargo es nuestra tarea.
Sabiendo que la solución será entre todos , sólo nosotros , la clase obrera organizada , luchamos por una sociedad mejor, más justa, solidaria, de equidad, donde los valores morales sean el ejemplo a seguir.
Esa fue modestamente nuestra intención y creo que haber instalado el tema en el debate, es un buen inicio.
¡¡¡Arriba la clase obrera Organizada!!!
Richard Read