Desconcentrar oportunidades y beneficios exportadore
Roberto Sansón Mizrahi
08.04.2024
En un mundo de economías concentradoras las oportunidades en mercados globales son aprovechadas por grandes corporaciones. Empresas menores no lo logran o acceden a nichos de mercado donde las grandes no obtienen suficiente rentabilidad.
La iniciativa corporativa es primordial, pero hace parte de sistemas económicos que compiten para conquistar cuotas de mercado. Ahí el rol del Estado adquiere importancia estratégica. En países no centrales ese accionar del Estado como promotor del esfuerzo exportador puede además servir para desconcentrar oportunidades y beneficios.
Para participar de mercados globalizados es imprescindible desarrollar competitividad sin cerrarse en ventajas estáticas que no logran acceder a nuevas oportunidades. Esto implica encarar desafíos en varios frentes, algunos tecnológicos y de gestión y otros de naturaleza sistémica asociados a pugnas y aperturas geopolíticas.
La resistencia en países no centrales a la agresiva penetración de corporaciones que rápidamente lideran mercados tornados oligopólicos no es sencilla, menos aún salir en ese contexto a competir internacionalmente. En ambos frentes es determinante el papel del Estado, lo que lleva a identificar quienes lo controlan, tema político por excelencia.
En otros capítulos analizamos como las grandes corporaciones oligopólicas condicionan el accionar del Estado al interior de los países a través de cooptar y financiar sectores de la política, los medios, la justicia y principales universidades privadas. En estas líneas nos focalizamos en los márgenes de actuación en el frente externo.
Una circunstancia a superar hace a la fragilidad y pequeña escala de la inmensa mayoría de los emprendimientos nacionales. Pocos disponen de recursos propios de la escala necesaria y tienen escaso conocimiento, información y contactos de mercados externos. No siempre su capacidad de gestión responde a modernas ingenierías de negocios y apenas si reciben modestos apoyos públicos para explorar oportunidades fuera del país. Todos factores esenciales para acceder a mercados internacionales.
Habrá que encarar nuevas modalidades de organizar y gestionar que permitan resolver problemas de escala, de productividades e incluso de equidad en cuanto a la distribución de resultados.
Potenciar la pequeña y mediana capacidad exportadora
Los grandes conglomerados económicos saben distribuir territorialmente las diversas fases de sus procesos productivos, incluyendo facilidades regulatorias que extraen de los Estados. De ahí que para países no centrales el principal desafío no es concentrarse en grandes exportadores sino potenciar la capacidad exportadora de las pequeñas y medianas empresas.
El eje promocional pasa por desarrollar la capacidad productiva necesaria para resolver desafíos de producir para mercados regionales o de mayor lejanía, incluyendo calidad y volumen de producción, tiempos de entrega, presentación, precios, canales comerciales para imponer una marca, asegurar pagos, e invertir en publicidad y seguimientos.
Estos requerimientos hacen de la exportación una operación compleja que requiere disponer de conocimiento, organización, gestión, contactos y financiamiento. De ahí que la participación de pequeños y medianos productores en la exportación sea reducida a pesar de valiosos y pioneros esfuerzos que se realizan para establecer consorcios de exportación y facilitar su presencia en ferias y exposiciones.
Faltan instrumentos que ayuden a pequeños y medianos productores a conformar redes o cadenas exportadoras. Esto es, establecer grandes empresas exportadoras en las que integrarse; ellas pueden adoptar la modalidad de consorcios, cooperativas de segundo grado, franquicias u otras. Esas nuevas grandes empresas exportadoras necesitarían ser promovidas en su etapa inicial con facilidades impositivas y crediticias. Establecerían un equipo de conducción con experiencia y comprensión de la diversidad de participantes, sustento principal de este tipo de emprendimiento exportador.
Nuevas exportadoras que asocian pequeñas y medianas empresas generan un valor agregado que de otra forma no existiría. Necesitarían sumar gestión de excelencia junto con Directorios que aseguren tanto el éxito económico como la justa distribución de los resultados.
En síntesis, existen oportunidades internacionales no aprovechadas por el segmento de pequeños y medianos emprendimientos productivos. Articular producción dispersa con el esfuerzo exportador es una valiosa innovación estratégica que no surge sin un apropiado apoyo. Algo semejante puede desarrollarse en el ámbito de sustituir importaciones. Dos iniciativas de crítica importancia en países no centrales que deben resolver recurrentes crisis de sector externo y necesitan, al mismo tiempo, impulsar espacios desconcentrados de crecimiento. Un logro que integra equidad con potencia productiva, muy diferente a lo impuesto por el hegemónico proceso de concentración de la riqueza y el poder decisional.
Roberto Sansón Mizrahi. Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur www.opinionsur.org.ar