Las partes y el todo, encadenamientos de problemas y soluciones.
Roberto Sansón Mizrahi
10.06.2024
La mayoría de actores actúa en base a sentires y observando los factores que inciden sobre sus circunstancias inmediatas y algunas mediatas. Pocos alcanzan a comprender, mucho menos incidir, sobre los factores y circunstancias del contexto que los engloba (internacional, nacional y aún local). Sin embargo, existen duros encadenamientos entre los problemas que enfrentan las "partes" y el contexto de cada "todo", lo cual condiciona el accionar del colectivo de actores y las soluciones que se imponen.
Al encarar la realidad internacional, nacional o de espacios locales toca discernir la dinámica de esos "todos". Cómo existen y funcionan, qué poderes e interesen se imponen o decaen, cuáles criterios fundantes prevalecen, la evolución de convergencias y contradicciones, las síntesis y antagonismos. De igual modo sucede cuando discernimos los diversos ámbitos constituyentes de cada espacio, las "partes".
Cada "parte" presenta un complejo maremagno de actores y circunstancias, desconcertante por los constantes cambios en los diversos factores que se entrelazan, pugnan o se refuerzan. Cuando subimos al "todo" se agiganta el maremagno de factores, así como la complejidad de las relaciones de poder y confrontación.
De este modo se reconoce el funcionamiento económico, del medio ambiente, de la salud, la educación y de un sinnúmero de otros ámbitos que son "partes". Cada una de ellas presenta específicas dinámicas de reproducción y funcionamiento. En su interior cierto actores imponen trayectorias desde sus perspectivas y del poder relativo que detentan.
Las partes en el contexto del todo
Escogemos una "parte" para ejemplificar esta dinámica, la de la salud y, al interior de ella, lo que hace a la salud mental. Cuando se procura encarar la salud mental se identifican diversos factores, como la genética y la conducta familiar, el tipo de trabajo, su inserción social, la capacidad de satisfacer necesidades básicas, temor de quedar desempleado o ya estar en esa situación. Estos y otros factores generan ansiedad y disfuncionalidades del cotidiano. Quienes trabajan en este campo conocen mejor que este autor las causas y singularidades de la salud mental. Sólo señalamos que en el ámbito de la salud toca diferenciar distintos tipos de factores, aquellos que pueden ser encarados desde la perspectiva de la salud, y otros factores que desde la salud es imposible resolver, como ocurre con el desempleo o magros ingresos que no alcanzan a cubrir necesidades básicas.
Así, los padecimientos de salud mental pueden encararse definiendo tratamientos con mayor o menor grado de efectividad. El personal de salud reconoce los factores causales y pueden alertar a otras "partes" y al "todo" que adopten otras medidas que escapan a su alcance. De todos modos, al momento de operar están forzados a utilizar los servicios propios del ámbito en el cual operan.
Soluciones más efectivas necesitarían concretar acciones con otras "partes" lo cual es posible si las circunstancias del "todo" así lo permitiesen. Si, en cambio, el contexto local, nacional o global atentasen contra la existencia de aceptables grados de certidumbre y de seguridad, de empleos e ingresos dignos, incluso de equipamientos y medicamentos apropiados, resultaría muy cuesta arriba proveer soluciones capaces de superar los factores que sobre condicionan lo que esta "parte" estuviera en capacidad de realizar.
Lo descrito en este ejemplo se repite con variantes y singularidades en todas las "partes" que conforman la realidad local o nacional. Si bien el número de factores propios de una "parte" es por demás amplio, al incluir los factores de contexto (otras "partes" y el "todo") se agiganta la cantidad de factores y la complejidad de actores e interrelaciones. Esto marca serios límites a la discrecionalidad de operar en una "parte" desvinculada del resto, aunque no impide que se realicen los mejores esfuerzos por canalizar las propias energías aun comprendiendo desafíos de mayor alcance que condicionan el propio esfuerzo. Esto es de crítica importancia porque llama a dejar de lado la indiferencia o el cinismo de actuar en lo suyo sin considerar y mucho menos militar por los cambios de mayor alcance que se identifican desde la perspectiva de la "parte".
Encarando el "todo" que engloba
El "todo" que engloba puede someter o, en cambio, liberar la diversidad del accionar social. Son bien distintos estos "todos". Unos reprimen y castigan, otros protegen y alientan. Hoy prevalece en casi todo el mundo un "todo" que concentra cada vez más en pocas manos la riqueza y el poder decisional orientado por un tenebroso criterio fundante, ir por el lucro. Por maximizar el lucro a expensas de quien sea, aunque se afecte a la entera humanidad y al planeta que cobija. Alineados con ese criterio ordenador se desprenden los demás.
Este "todo" corroe la búsqueda del bienestar general y el cuidado ambiental. Lo hace a través de controlar medios hegemónicos que manipulan el albedrío social y de cooptar ciertos jueces y fiscales que coloca en nodos estratégicos del sistema judicial. Protegen a quienes dominan y les aseguran impunidad por los saqueos y las tropelías que cometen.
Imponen una dinámica que atonta a las personas con una sobrecarga informativa intensa y veloz; fragmentan las sociedades impulsando discriminaciones, temores y soledades. Procuran anular el pensamiento crítico, desvalorizan la política. Hacen creer que ese "todo" y los valores pregonados son universales, que más allá no hay sino vacíos e incertidumbres.
Enorme mentira, oprobioso engaño. Toca erguirse construyendo lo distinto, con otro criterio ordenador que priorice cuidar la inmensa humanidad y el planeta. Hay otros mejores "todos" y esa búsqueda anida en el centro del desafío existencial de estos tiempos. Implica abrazar la convivencia humana, la paz, la equidad social, desconcentrar la riqueza apropiada, desmontar temores, impotencias. Imaginar otro horizonte y trayectoria es, al mismo tiempo, un derecho colectivo y también una responsabilidad.
De ahí que al opera en una "parte" que creemos condenada a subsistir porque los recursos no bajan sino suben a enriquecer a unos pocos, no es suficiente el lamento ni señalar lo que falta. Con ese conocimiento concreto y singular podemos adentrarnos en la naturaleza del "todo" y la necesidad de alterar los factores fundantes del funcionamiento que nos ha sido impuesto.
Será necesario reconocer el poder social fragmentado, los intereses y anhelos de la diversidad de sectores y organizaciones. Tocará trabajar para que converjan los hoy muy dispersos grupos y organizaciones, alineando intereses y energías. Un duro, imprescindible esfuerzo para hacer valer otra visión y perspectiva. El encadenamiento de problemas y soluciones exige ir de cada "parte" al "todo" y del "todo" a las "partes". Una senda de larga data retomada con prudencia y determinación; hace al cuidado y significación del accionar, al permanente esclarecimiento que se renueva sin cesar.
Roberto Sansón Mizrahi. Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur www.opinionsur.org.ar