Tiempos de libertad, tiempos del individuo.

Ruben H. Díaz

18.07.2024

La democracia no se define por el gobierno de mayorías. Existen muchos sistemas que tienen mayorías en la gestión de gobierno y sin embargo no son democracias.

Tampoco por la justicia expresada en termino de igualdad. Cuando un gobierno pone su acento en la igualdad, es porque no le interesa mucho la libertad.

Lo que es excluyente en la democracia es el respeto a las minorías. Es el único sistema que permite cambiar un gobierno y hasta un sistema de gobierno, a través de garantías que brinda a sus ciudadanos. En forma pacífica. El secreto de la democracia es la protección de las minorías para que puedan pasar a ser mayorías sin grandes traumas.

Pero no alcanza con eso. No es suficiente. Tiene que haber libertad y privacidad. Por eso es tan importante el derecho de propiedad. Es el único que nos hace ser justamente únicos. Individuos.

Todo esto no está limitado a lo material. Se vincula en lo esencial a la forma como el individuo se relaciona con la sociedad en general y el Estado en particular. Por eso es tan importante la privacidad.

Desde que el hombre pudo discernir y pensar, hubo sociedad. Tal vez incluso en la forma más pura de lo que consideramos democracia. Pero cuando fuimos evolucionando, y en consecuencia más complejos, sentimos siempre la necesidad de propiedad y libertad. Ambas nos llevan a la intimidad.

En realidad, podríamos llegar a sostener que muy pronto tuvimos miedo a la soledad. Por eso llegamos rápido a la familia. Que se instaló de manera muy significativa con su estructura de poder masculina y dio una de las primeras pistas que de alguna manera nos limitan hasta hoy. Lo que da seguridad quita libertad.

Con muchos tropiezos, estamos sin embargo en el momento que la individualidad es más importante que nunca en esta peripecia que en un remoto lugar del universo venimos viviendo nosotros, los humanos.

¿Tenemos o no derecho a proyectar nuestra existencia desde la individualidad, o en el futuro vamos a seguir dentro de paradigmas que la sociedad nos brinda y nos obliga de alguna manera cumplir?

¿Está mal que una mujer joven elija priorizar su vida profesional sobre tener hijos y por lo tanto descendencia? ¿La sociedad o la familia tiene derecho a intervenir en esas cuestiones?

¿Es bueno que una pareja de jóvenes decida no procrear porque prefieren invertir en esparcimiento, por ejemplo, viajar y no limitarse con la responsabilidad y el gasto que implica tener hijos?

 

¿Quién tiene derecho a inmiscuirse en estos temas? A partir de allí vienen las otras preguntas.

Las sociedades están cambiando de paradigmas de forma más significativa en los últimos cien años que en el resto de la existencia.

¿De dónde sacan la obligación de participar de la vida política para todas las personas?

Lo que consideramos hoy mejores sociedades, las que tienen bienestar, seguridad y estabilidad son muy diferentes a las de hace cien años. Cada vez existen más hogares unipersonales. Familias con la mujer como líder. Hombres que atienden la educación y el bienestar de sus hijos mientras ellas se ausentan para trabajar o vivir en otros ámbitos. En medio de las muchedumbres urbanas. Jóvenes que se sienten abrumados por la exigencia de padres y abuelos de que se casen y tengan hijos. Que no quieren saber nada con la política. Que también se molestan por la tendencia, en muchos casos mortificante, de quererles imponer una participación política que no les interesa. ¿La gente tiene derecho a elegir participar en política o negarse? -

Cada vez podemos observar mejor -reitero. que las sociedades más felices, son aquellas donde la política y el Estado incide menos en la vida de las personas. Las grandes crisis y catástrofes se producen y promueven en los sitios donde la gente está sometida a sentimientos nacionales e ideológicos.

Hoy nos jugamos la felicidad y la existencia, es en la tecnología. Allí está el poder. Esto no impide la presencia de gobierno y política. Pero es preciso comprender que los límites de estos centros de decisión cada vez serán más cuestionados. Hoy la unidad social es el individuo. El tiempo dirá como se irá compaginando esta nueva estructura de poder, que llego para quedarse.

En definitiva, la disputa, la controversia, la antítesis de liberar y controlar, es la misma. Esta entre lo mío y lo solidario. Es un largo camino, cuyas huellas racionales, como tantas cosas, se encuentran en la Grecia presocrática. El otro momento relevante estuvo entre la Edad Media y el Renacimiento. Pasar del ciervo (inmóvil en la comarca) al esclavo (preso del trabajo, con movilidad y valor) Hasta hace poco tiempo lo solidario alimentaba a lo mío. Ahora la tendencia es a la inversa. Vivimos más juntos, por lo cual tenemos que cuidar con mayor precisión lo mío. Lo individual. Hoy la comarca puede ser una habitación en el que cabe el universo.

 

Ruben H. Díaz

 

 

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2024-07-18T11:25:00

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