La migración es la propiedad, la libertad y la vida

Ruben H. Díaz

27.01.2025

Los humanos vivimos en sociedad. Somos individuos libres, que por elección nos organizamos de esa forma. Si el estado es dueño de todo, no tenemos nada. Disponer del sitio en que vivimos. A donde vamos, quienes somos y queremos ser. Esa es la base de nuestra existencia.

Estados Unidos, desde su independencia, fue el faro que ilumino la libertad del mundo. A través del derecho de propiedad y de libertad. Eso no quiere de decir que en ese país, desde los primeros colonos que llegaron a América, no existieran corrientes del pensamiento contrarios a los pilares básicos que permitieron la existencia de esa Nación. Los primeros eran calvinistas. Perseguidos en Inglaterra. Entendían al cristianismo como una redención ante dios. Por sobre la libertad estaba la sujeción al poderoso. Esos calvinistas trajeron un espíritu pionero de trabajo. Una educación gestionada en los propios hogares que basaron su existencia en el esfuerzo. Todo eso es bueno. Significo cosas muy diferentes a los hispanos que habían llegado poco antes.

Estos calvinistas trataron peor a los indígenas que los españoles. No hubo mestizaje. Si trabajo, esfuerzo y superación. Sobre esa base luego llegaron otros. De Europa y de África, que crearon libertad desde la excelencia. Todo esto se dirimió en la gesta de la independencia. Hamilton, con el apoyo de Washington por un lado. Jefferson por otro.

Entonces se definió si el nuevo Estado iba a ser federal o centralista. Rural o urbano. Se tomaron decisiones claras. La primera y fundamental, que la emisión de billetes estaba en forma exclusiva en manos del gobierno central. Lo otro, quien iba a cobrar la deuda pública de las emisiones que habían colocado los trece estados. Como quiso Hamilton, contra todo concepto ético, se les pago a quienes tenían en su poder esos títulos. Entendió que había que darle dinero a quienes  fueran a invertirlo mejor para crear riqueza. Y esos eran los poseedores de la deuda, que la habían obtenido más barata. También se decidió que el gobierno central debía tener ejército. Que la soberanía y la seguridad era su responsabilidad.

Durante los gobiernos de Washington y Adams, estos acuerdos permitieron al país crecer y consolidarse en lo institucional. Paradojalmente se impusieron las ideas de Washington y Hamilton, pero en la Declaratoria de la Independencia, la mayor parte de su texto fue elaborado por Jefferson. Llego el momento en que ambos conceptos se enfrentaron. Cuando Jefferson y Hamilton disputaron una elección.  Triunfo Jefferson, con la ayuda de Hamilton. Así se consolido a Estados Unidos como un país centralista, con Estados fuertes. La elección, en el colegio electoral (institución que perdura hasta nuestros días) favoreció a Jefferson, pero si había paridad entre candidatos a la presidencia y vice presidencia, estos últimos podían aspirar al poder en la elección del colegio. En esa contingencia Hamilton dio orden a sus delegados a votar por Jefferson y definió la Presidencia.

Jefferson, de hecho, respeto los conceptos que habían sido aprobados antes. Hamilton pago con su vida su actitud leal y sacrificada. El vicepresidente de Jefferson, busco un encuentro caballeresco con Hamilton, a quien mato en un duelo luego de que este tirara su tiro al aire. Se llamaba Aaron Burr, era un político de Nueva York quien tuvo una vida desgraciada luego de esa acción.

Cuando uno ve a Trump cambiando migrantes por aranceles, puede pensar que este retoma la actitud de Burr, Estados Unidos tuvo mucha suerte en no tener en el poder durante toda su historia, un presidente como Burr, que sin duda no hubiera respetado la institucionalidad y el decoro. Hoy les toco Trump.

Otro hecho significativo, los primeros colonos blancos calvinistas dejaron una tradición educativa y de laboriosidad que no se puede negar. Así como la responsabilidad de transmitir educación. Pero nunca fueron democráticos. Defendieron como base de toda legitimidad, la relación con la divinidad. Siempre tuvieron influencia en Estados Unidos, pero fueron otras tendencias, surgidas de la migración y las ideas de libertad que se gestaron desde el renacimiento y la modernidad las que predominaron.

No es casualidad que Trump tenga su gran apoyo electoral en los Estados rurales y pequeños. Otro hecho a tener en cuenta. Por primera vez, en este siglo, la mayoría étnica que predomina en Estados Unidos, no son los blancos. Tampoco los negros. Son los latinos, porque son los que más se reproducen. A toda esa reacción responde Trump. Tal vez no lo sepa, este matón presidente que llego al gobierno. Pero esta ahí la base de su poder.

A todo esto se suma nuestro tiempo. Que tan poco atiende y observa la historia. Pero lo cierto es que a todos los grandes cambios tecnológicos, les sucede un momento de resistencia muy fuerte de la sociedad. Ambientado en minorías que no están en condiciones de adaptarse a esos cambios. Trump es hijo de todas esas circunstancias.

El tema es resistir. Sobrevivir. Dejar que fluya la vida y el tiempo. Si no terminan con nosotros, tendremos otras oportunidades mejores que cambiar migrantes por aranceles. Este peligroso mercader no va a perdurar. Puede incluso terminar con la vida. Pero los humanos nunca podremos existir sino tenemos lo que representa la migración. La posibilidad de vivir donde queramos y labrarnos nosotros mismos nuestras propias historias de libertad.  

Si seguimos con Trump, Putin y Ping, el poder estará entre blancos, rusos blancos y chinos. Sería bueno darnos cuenta que nada de eso tiene sentido. Mejorar la vida en nuestro planeta y salir al mundo exterior es lo que corresponde.

Lo otro, hubo un gran pensador y político de América Latina que estudio y público sobre la presencia del calvinismo en Estados Unidos. Su obra en ese sentido sería bueno que alguna editorial la tuviera en cuenta y reeditara. Ayudará sin duda a entender el fenómeno al que nos enfrentamos. Se llama Alfonso López Michelson.

Trump es muy malo con los amigos de su país. México, Canadá, Panamá, Colombia, Dinamarca. Tiempo habrá para comprobar si se trata de un valiente o un cobarde. Por ahora no se preocupa ni un instante por mejorar su relación con un solo estadista de occidente. Sin embargo sigue tratando de mejorar su vínculo con quien le hizo el peor desaire, dejarlo plantado. El dictador de Corea del Norte.

 

Ruben H. Díaz

Columnistas
2025-01-27T16:33:00

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