Esa gesta heroica: el voto verde

Selva Andreoli

18.05.2022

 

Hoy tuve el honor de participar en un homenaje en el Senado de la República a Matilde Rodríguez Larreta, Elisa Delle Piane, y María Esther Gatti. promovido por la Senadora Liliam Kechichián. Encontrarán su detallada y emotiva exposición en este mismo portal de noticias.

 

Esas tres valientes mujeres que encabezaron la gesta por reivindicar la memoria, la verdad y la justicia en el país a poco más de un año de recuperar la democracia, fueron un símbolo de aquel espíritu que alentó el acto del Obelisco del 83 y su valiente proclama. Serenas, inteligentes, perseverantes, abrazadas - a pesar de proceder de distintos partidos políticos - a una causa común, sin pretender ninguna sobresalir sobre la otra, siempre estaban  juntas,  como un trío armonioso. Me consta. Trabajé con ellas durante más de dos largos años.

Quiero referirme a todos los infiernos que se desataron dentro de mi en ese sentido homenaje.  Recordé las censuras, el miedo, las mentiras y presiones para doblar la voluntad popular, la manipulación de la información, las canchas flechadas - existieron, y vaya si existieron - y el dolor de quienes pensaban de verdad que encontrarían a sus seres queridos, incluso con vida, a esos niños arrebatados en las cárceles y desaparecidos;  mirando a los ojos de los familiares se podía encontrar esa llamita de esperanza que nos obligaba a cualquier esfuerzo con tal de ayudarlos; cuánto dolor acumulado, cuánta esperanza frustrada.

El recuerdo - como dijo una legisladora -, de la derrota más llorada, por los que fuimos parte de esa gesta heroica de gran parte del  pueblo uruguayo. Eran los años del retorno a la democracia, fui responsable de Propaganda en esa Comisión Pro Referéndum - que primero juntó las firmas y luego convocó a la votación -, y participé junto a un maravilloso grupo de compañeros de la campaña por el voto verde, todavía siento la admiración por el aporte entusiasta, voluntario y honorario de tantos creativos, actores, músicos, locutores, productoras, recordé a CTC -la productora de Bayarres y Gutiérrez siempre abierta para filmar y editar a cualquier hora de la madrugada-,  a tantas personalidades que se jugaron con su apoyo, sería una lista larguísima si quisiéramos nombrarlos a todos. Ellos eran la expresión de un pueblo en su máxima diversidad ideológica y con un franco compromiso por la verdad y la justicia. Por eso nos desconcertó tanto la derrota.

Esa Comisión estaba constituida por personas de distintos partidos, de distintas áreas de la cultura, el deporte, la ciencia, la educación, los trabajadores, y a ella aportaron su trabajo muchos jóvenes, algunos casi adolescentes que se abrazaron a esta causa con la fuerza y el ardor que da esa edad. Quizás por ello, esa noche, cuando conocimos la derrota, varios de ellos se sentaron en el cordón de la vereda de Rondeau y Uruguay, a llorar. Sí, a llorar desconsoladamente como casi niños que eran, porque pensaron que todo ese esfuerzo titánico que se había hecho no podía quedar trunco. Esos gurises lloraban de rabia e impotencia, pero también con su primera derrota a cuestas. Una derrota, que algunos en el homenaje dijeron que encerraba también victorias. Pero yo también la lloré como una GRAN DERROTA.

Me llamó la atención que durante todo el homenaje el Senador Gral. (R) Guido Manini Ríos - presente desde temprano en la sesión -, se ausentara; así como su otro senador cabildante Cnel. (R) Raúl Lozano, quien pidió un homenaje a los 4 soldados acribillados injustamente el 18 de mayo de 1972, el otro cabildante,  el Esc. Guillermo Domenech  expresó su desacuerdo con opiniones vertidas pero tuvo el decoro de quedarse. Se quiso mezclar el recuerdo de un crimen innecesario y cruel, con un acto de homenaje  a quienes encabezaron esa gesta contra la impunidad de quienes aplicaron el terrorismo de estado para torturar, asesinar, desaparecer personas, secuestrar niños y cometer todo tipo de tropelías, en la larga noche de la dictadura.

El centro hoy eran estas tres valerosas mujeres, representadas hoy en vida por Matilde, la serena, convincente y hermosa Matilde. Presente y lúcida como siempre, con la clara convicción de que habían hecho lo que les dictó su conciencia, y apoyando la idea de que la verdadera paz de la restauración no fue la ley de impunidad, como dijo un senador, sino esa democrática convocatoria al pueblo a que decida sobre si triunfaba la verdad o la impunidad. Y en ese plebiscito triunfó la impunidad. Pero más del 40% de los votantes apoyaron la búsqueda de la verdad. Algunos creyeron que la opción era entre paz y justicia, sin comprender que la justicia era el mejor cimiento para esa dolorosa reconquista de la democracia.

Quiero contar hoy, al cabo de tanto tiempo, el clima que se vivía en la recolección de firmas, la amenaza a empleados públicos de que ponían en peligro su trabajo, o su jubilación, se tejían argumentos de que si tirábamos demasiado de la "piola ellos volverían", se agitaban los "cucos"  que nuestra propaganda denunció, para amedrentar. Y hasta la Corte Electoral anuló las firmas de Líber Seregni, Carlos Julio Pereyra, Fernando Morena - por nombrar los más conocidos y evidentes firmantes -, junto a casi 20 mil uruguayos que tuvieron que volver a ratificarla, si no, no habría referéndum. No había dudas, la cancha estaba flechada. No sólo hubo que juntar las firmas, sino también defenderlas,  y sin celulares ni whatsapp como ahora, sino a pie volver a convocar  a los que se les había anulado su firma.

A mi me tocó discutir con los canales de televisión, dos grandes censuras: una sobre un spot que recogía una entrevista periodística al recientemente elegido Julio María Sanguinetti. Un periodista le preguntaba, mientras él subía las escalinatas del Palacio Legislativo, "¿habrá amnistía para los militares?". Y Sanguinetti respondía seguro: "Ni la pidieron, ni la merecen". Ese breve testimonio del archivo periodístico, sin ningún artilugio publicitario, fue pautado, y fue levantado por censura de Presidencia de la República; nunca vio la luz.

Y la segunda gran censura, fue el video de Sara Méndez, pidiendo que ese domingo la ayudaran a encontrar a su hijo Simón. Nada más que eso pedía esa madre, con una mirada calma y sostenida, como apelando a la solidaridad más grande que se le puede dar a una madre: ayudarla a encontrar a su hijo, arrebatado de sus manos a los 20 días de nacido, y desaparecido. Tardó 26 años más en encontrarlo.

Ese spot, marcaba el final de nuestra campaña. Se emitiría el jueves -en que se iniciaba la veda -, solito, sin ningún otro apoyo publicitario. Fue hecho en blanco y negro, sobrio, apenas con la voz suave pero convincente de Sara. Qué poder tenía esa frágil mujer, sólo pidiendo por su hijo.

No. No podía pasarse. Me llamaron para decirme que estaba prohibido. Que si salía ese spot, el voto amarillo sacaría un video sobre caos estudiantil en 18 de julio, la muerte de Pascasio Baez, etc. etc. Que no querían desatar esa polémica. Les manifesté que no nos importaba, que sacaran lo que quisieran. Pero tampoco aceptaron.

Mandamos a Sara acompañada, para que le hagan notas en los informativos de los canales, para evadir esta prohibición. Le agradecían la presencia - en el mejor de los casos -, y la invitaban a una nota el lunes siguiente a la votación. Sólo pudimos poner algunos televisores en plazas públicas y pasar el spot, pero no logramos hacerlo masivamente.

Puede haber mayor evidencia de la manipulación en una campaña?, de la censura a los medios?, de la complicidad de algunos? Lo recuerdo porque algunos dicen que el pueblo laudó, libremente. Y no fue así. El primer plebiscito estuvo plagado de mentiras, miedo, presiones y repito: censura.

Me encontré hoy de nuevo con Mariana Zaffaroni - secuestrada a los 18 meses cuando sus padres fueron apresados y llevados a Automotores Orletti, su madre estaba embarazada de 3 meses y junto a su padre forman parte de la larga fila de desaparecidos - y me reencontré con sus ojos: le recordé que habíamos ganado un premio internacional con un afiche en blanco y negro, con sus hermosos ojos de beba, que sólo decía "Para que no lloremos más por estos ojos". Luego repetimos esa  imagen para darle la bienvenida en otro afiche, cuando por fin pudo venir a Uruguay en el año 2001. Y mientras hacíamos la pegatina, coches particulares, ómnibus, taxis, nos tocaban bocina, y nos pedían un afiche para llevárselo de recuerdo para sus casas: una caricia al alma.

Hubo otro plebiscito, en el 2009, que también se perdió, pero lo cierto es que hoy, una de las marchas más concurridas del país, uno de los hitos a los que no se falta, llueve o truene, es la Marcha del Silencio por los Desaparecidos que aún no sabemos dónde están. Nos convocamos cada 20 de mayo, y siempre somos más;  lo que demuestra que la memoria no muere, y que como decía la abuela de Mariana, María Esther Gatti: " no hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar" Y allí diremos por ellos/as, nuevamente:  Presente!

Selva Andreoli
2022-05-18T06:42:00

Lic Selva Andreoli Directora Grupo Publicitario PERFIL

 

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