OPINIÓN

Estados Unidos, China y el interés nacional

17.04.2025

OTHER NEWS (Por Fernando Ayala* – Sur y Sur) – El presidente chino, Xi Jinping, ha señalado en relación con la creciente guerra comercial o de aranceles, desatada por el gobierno de Donald Trump, que “China no tiene miedo” y que “no habría ganadores”, agregando el portavoz de gobierno que “si Estados Unidos insiste en tomar este camino, China peleará hasta el final».

 

Por su parte el presidente Trump luego de doblar su apuesta e insultar a muchos países -incluyendo a fieles aliados- indicando que hacen fila para pedir clemencia, se ha referido al mandatario chino en términos amigables: "lo considero como un hombre de los más inteligente del mundo, con quien me he llevado muy bien", agregando que llegarán a un acuerdo y que se debe tener presente que Estados Unidos es el país más poderoso, "con armas que nadie imagina".

La historia nos enseña que los seres humanos van a la guerra fundamentalmente movidos por intereses, pero también por defender el honor o la dignidad. Difícilmente la guerra comercial actualmente en curso y donde se enfrentan dos de los más poderosos países, llegará a un enfrentamiento armado, especialmente por la existencia de arsenales nucleares y lo devastador que sería para todos por igual. Se ha planteado con insistencia que está en disputa una lucha por la hegemonía planetaria, repitiéndose la vieja historia de la potencia emergente, China en este caso, que desafía a la dominante (Estados Unidos) en lo que se conoce como la trampa de Tucídides.

Al parecer no hay un desafío de una potencia emergente a otra si no lo que estamos presenciando es el resultado de políticas de largo plazo y de visiones del interés nacional contrapuestas, donde la llamada potencia emergente ha privilegiado desarrollar y expandir una presencia económica y cultural en todos los continentes, en base a la cooperación por sobre el plano militar. Sin duda que la política de defensa del gobierno chino no ha sido descuidada ya que se mantiene presente en la memoria histórica las graves humillaciones, abusos y barbaridades cometidas especialmente por británicos, franceses y alemanes, pero particularmente por los japoneses en el llamado "siglo de la humillación" que va desde 1839 a 1945.

Junto a una relación a veces conflictivas con sus vecinos, India, Rusia y Vietnam, particularmente, Beijín mantiene la presión militar a Taiwán y los conflictos no resueltos en el mar de la China con otros países. Por ello han fortalecido la política de defensa en innovación, investigación y nuevas tecnologías, incluyendo la espacial, así como en inteligencia artificial, que han tenido un efecto multiplicador para toda la economía.

Por su parte los planificadores estadounidenses, a partir de la desaparición de la Unión Soviética en 1991, buscaron consolidar la superioridad militar en Europa, subvencionando a sus aliados de la OTAN y confiaron en la hegemonía económica, tecnológica y cultural que Estados Unidos ha mantenido desde el siglo pasado en prácticamente todo el mundo.

De esa manera expandieron la presencia militar incorporando a los ex países socialistas a la alianza atlántica, desataron los bombardeos en Serbia, impusieron la independencia de Kosovo y expandieron la guerra en Medio Oriente. El objetivo principal ha sido aislar a Rusia de su entorno natural que es Europa, con las consecuencias que son conocidas. La política de Washington destinó inmensos recursos a la instalación de bases militares alrededor del mundo como parte de su política de seguridad, las que hoy llegan a alrededor de 800, con 200 mil soldados desplegados, más personal civil.

Mientras tanto China, que no mantenía bases militares fuera de su territorio, inauguró la primera en Yibuti en 2017 y otra recientemente, una base naval el pasado 8 de abril en Camboya, es decir mantiene solo dos. La intención de instalar una tercera en las Islas Salomón, en el sur oeste del Océano Pacífico y a 1.500 kilómetros de la costa de Australia, ha sido cuestionada por los Estados Unidos y no se ha materializado por ahora.

La gran diferencia en la planificación estratégica con los Estados Unidos parece estar en la política iniciada el año 2004, cuando el gobierno de Beijín abrió en Corea del Sur el primer Instituto Confucio, destinado a la promoción cultural, y que hoy suman 496 junto a 757 "aulas" o salas de clases para la enseñanza del mandarín, repartidas en 160 países.

A ello se sumó en 2017 la iniciativa de la Franja o Ruta de la Seda, para promover el comercio e inversiones. Este despliegue global de la cultura y economía china responde a una visión de largo plazo que le ha permitido a su vez, aumentar la cooperación, el comercio y abrir espacio a inversiones que comenzaron en recursos naturales y que hoy abarcan una amplia gama incluyendo áreas estratégicas como el control de puertos.

La visión de los planificadores chinos se ha demostrado con las grandes sumas invertidas en educación. Entre los años 2000 y 2023 las universidades estadounidenses han entregado 1.200.000 grados de magíster y 140 mil de doctores en diversas ciencias a estudiantes chinos. Ha sido, sin duda, una suerte de subvención de las universidades estadounidenses al desarrollo económico y científico chino por parte de los centros académicos considerados los más avanzados del planeta.

Así las cosas, mientras entre el año 2000 y el 2024 las exportaciones chinas a Estados Unidos crecieron sostenidamente llegando a 428,9 mil millones de dólares el año pasado, las estadounidenses alcanzaron solo a 145,5 mil millones en el mismo año, con un déficit comercial de 295,4 mil millones de dólares. De los bonos del Tesoro de los Estados Unidos con los cuales se financia gran parte del gasto público, China mantiene 760,8 mil millones de dólares, equivalente a un 2,6% de la gigantesca deuda pública estadounidense que alcanza a casi 30 billones de dólares.

El presidente Trump, entonces, tiene razón de estar preocupado por el déficit comercial y la deuda pública, situación que se arrastra por largos años de gobiernos republicanos y demócratas y que amenazan con debilitar la fuerza de los Estados Unidos. Sin embargo, hay que recordar un viejo principio de la economía clásica que indica que no existen los equilibrios comerciales absolutos y que el comercio es vida para el funcionamiento de la economía.

Cómo se resolverá la actual coyuntura económica y financiera global que ha provocado la administración estadounidense, seguramente se verá en poco tiempo debido a las consecuencias en los bolsillos de los consumidores que se pueden trasladar rápidamente a las intenciones de voto para las próximas elecciones legislativas que se efectuarán en 2026 en Estados Unidos. Asimismo, el riesgo de una recesión global afectará a todos por igual, teniendo China la ventaja de un sistema político de partido único y la experiencia de la autarquía y privaciones vividas en el siglo XX.

Lo que es muy improbable es que la disputa comercial del presidente Trump con el mundo, se vaya a resolver por medio de un conflicto bélico. Los negociadores de todos lados están ya en conversaciones donde además de los aranceles, la agenda seguramente incluirá el futuro de la guerra en Ucrania, el Medio Oriente con la tragedia del genocidio en Palestina, Irán y su programa nuclear o las guerras en curso en África. América Latina no tiene mucho que decir al respecto, salvo la preocupación de México, por su dependencia comercial con su vecino del norte y Panamá, que ve amenazada su soberanía sobre el canal.

* Embajador, economista de la Universidad de Zagreb, Croacia, y Máster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Ex Subdirector de asuntos estratégicos de la Universidad de Chile y ex Subsecretario de Defensa.


Internacionales
2025-04-17T19:14:00

Other News

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias