Minuto Político
Río Gallegos: entre la calma y la preocupación espera a Néstor
ARGENTINA, 28 Oct (UYPRESS)- La ciudad natal de Kirchner espera para el sábado la llegada de los restos del ex presidente. Entre sus vecinos, invadidos por la tristeza, miran con preocupación lo que vendrá en el reacomodamiento político.
De la redacción de Minuto Político, desde Santa Cruz
Río Gallegos respira un aire frió en un día cálido y soleado. La contradicción no es casual: ese frío poco tiene que ver con el clima. La muerte de Néstor Kirchner causó una conmoción en sus coterráneos que, de a poco, empieza a mutar hacia una pregunta: ¿Y ahora qué?
Mientras Buenos Aires recibe a mandatarios y enviados de todo el mundo para despedir los restos del ex presidente, en su tierra natal todo es tranquilidad. Pero eso tiene una explicación. “Es que todavía no caemos, esto no se lo esperaba nadie”, explican lugareños lo inexplicable. O sí: está claro que su salud le había dado varias advertencias al patagónico, las que él mismo desoyó encaminado en el único camino que recorre desde hace más de 40 años. El camino de la dirigencia política.
Desde la capital santacruceña, en la que Néstor Kirchner transitó todos los estratos políticos hasta llegar a la gobernación, pasando por presidir un centro de estudiantes, militando en la Unidad Básica “Los Muchachos Peronistas” desde donde llegó a la intendencia y ocupando distintos cargos públicos. La sensación térmica acá marca preocupación. “Es como la muerte de Fidel”, analiza rápido taxista.
Lo que intenta decir es que la pérdida de Kirchner traerá, según su entendimiento, cambios inevitables en la construcción política y la estructura de ese espacio que desde 2003 comanda la Casa Rosada, llamado Frente para la Victoria. Lo que no sabe es cuáles serán.
“Siempre es bueno tener un presidente que sea de tu provincia. Acá se hicieron muchas cosas, muchas obras. No tendría que ser así, el reparto tendría que ser equitativo, pero bueno, ya sabemos cómo es”, se sinceró un viejo coterráneo de Néstor.
En las calles se ve poca gente. En los comercios, un cartel repetido: “Abierto bajo duelo”. Sus vecinos de toda la vida lo esperan el sábado, cuando será enterrado en el cementerio municipal, en el mausoleo familiar.
El fin de semana pasado, antes de instalarse en El Calafate, Cristina Fernández se acomodó en el brazo derecho de su marido y juntos caminaron por el centro de Río Gallegos. Hacía tiempo no hacían eso que era un ritual desde la estadía de Néstor en la intendencia y luego en la gobernación. Se sacaron decenas de fotos, saludaros a quienes los conocen desde hace años y hasta tomaron un café en la confitería del hotel Santa Cruz, en la misma mesa que el ex presidente solía ocupar. Nadie se esperaba este desenlace apenas tres días después.
Será recibido como un prócer, aunque tal vez no sea para tanto. La muerte, como el adiós, suele mejorar imágenes del pasado y mostrar casi siempre su mejor cara. Lo malo se pasa un poco por alto. Pero devolver la esperanza a la militancia política, sensación que también generó el fallecimiento de Raúl Alfonsín, cuando la política en la gente se regía por el “que se vayan todos”, es algo que ni los más fervientes detractores de Kirchner podrán negarle. Jamás.
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