Proyecto de Desvío de Agua del Sur al Norte
China redistribuirá el agua en su territorio con la mayor infraestructura de la historia: 4.300 kilómetros de largo
12.01.2025
BEIJING (Uypress)- Se acaban de cumplir 10 años desde que China pusiera en funcionamiento la primera fase de su Proyecto de Transferencia de Agua Sur-Norte, colosal infraestructura que alcanzará los 4.300 kilómetros de largo y que llevará miles de millones de metros cúbicos de agua al año del sur de China a las áridas regiones del norte del país.
De completarse, se convertiría en la mayor obra de ingeniería de la historia de la humanidad. El ambicioso Proyecto de Transferencia de Agua Sur-Norte es una idea que lleva rondando la cabeza de los mandamases chinos desde mediados del siglo pasado. El plan es atenuar las enormes diferencias de acceso al agua que hay entre sus distintas provincias. Las regiones industriales y agrícolas del norte llevan décadas sufriendo una sequía crónica que limita su capacidad de crecimiento, mientras que el agua en las provincias del sur es tan abundante que llega a provocar inundaciones.
Para solucionar este problema, Pekín arrancó este faraónico proyecto en 2002 junto a otras importantes iniciativas destinadas a satisfacer las crecientes necesidades de la población y la economía de China. El plan de Pekín es que el Proyecto de Transferencia de Agua Sur-Norte esté funcionando al completo en 2050.
En qué consiste el plan
El proyecto de abastecimiento de agua se concreta en tres rutas. La ruta intermedia, la más destacada, empezó su construcción en 2014. Se trata de un canal de 1,264 km que empieza en el embalse de Danjiangkou, situado en el río Han, en la provincia central china de Hubei, y atraviesa Henan y Hebei antes de llegar a Pekín y Tianjin, en el norte. También conocido como el Gran Acueducto, este canal tiene una serie de presas construidas a distintos niveles de altura que crean un flujo gravitacional por el que circula el agua de un lugar a otro.
La ruta oriental está en estos momentos en construcción y se levantará sobre el Gran Canal, una infraestructura que data del siglo V y que ahora convive con la tecnología más moderna. En este caso, el agua se toma del río Yangtze y se transporta hacia el norte por un canal de 1.100 km de largo gracias a un sistema de 20 bombas hidráulicas. La ruta occidental todavía no ha arrancado su construcción. El plan es canalizar el agua del río Yi, próximo a la meseta tibetana, para llevarlo a las regiones áridas de Mongolia Interior, Qinghai y Gansu.
Un potencial desastre ecológico
Carla Freeman, experta sobre China en el Instituto de la Paz de EEUU, y el profesor Stephan Pfister, especialista en el impacto del consumo mundial de agua de la ETH de Zúrich, han analizado las consecuencias medioambientales y políticas de este megaproyecto. Según explican los expertos en un artículo publicado en Interesting Engineering, las rutas central y oriental del Proyecto de Transferencia de Agua Sur-Norte son vitales para la seguridad económica y el crecimiento de China, sobre todo porque canalizan recursos importantísimos hacia centros industriales y políticos clave como Pekín. Sin embargo, en el sur no están tan contentos con el plan. Los detractores están preocupados por la disminución del suministro de agua que ya se está produciendo debido a los efectos del cambio climático. El proyecto, dicen los expertos, ya ha alterado drásticamente los ecosistemas naturales, especialmente lagos y ríos afluentes. Esto ha afectado gravemente a la vida acuática, sobre todo a las poblaciones de peces, y ha provocado la transferencia de enfermedades que se transmiten por el agua.
Aumentan las tensiones políticas
Además, aseguran, el coste humano ha sido inmenso. Cientos de miles de residentes se han visto obligados a dejar sus casas y reubicarse a lo largo de la ruta central. Estas migraciones forzosas se vienen produciendo desde la construcción de la polémica presa de las Tres Gargantas y han dejado a la población en una situación difícil, con pocos recursos y escaso apoyo para reconstruir sus vidas. Aparte de los problemas locales, la construcción de esta megaestructura también conlleva importantes retos políticos. La ruta occidental atraviesa la meseta tibetana, lugar donde nacen ríos tan importantes como el Mekong. Este río abastece de agua a países como Laos, Camboya o Vietnam y sirve también como vía de transporte para personas y mercancías. El desvío de agua de estos ríos ha intensificado las tensiones regionales.
Foto: El embalse de Danjiangkou, en China, uno de los elementos clave de la nueva infraestructura / China Daily / X
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias