SALVANDO VIDAS
La experiencia del neurocirujano venezolano-israelí Dr. Samuel Moscovici del Hospital Hadassah en Jerusalem, Israel.
24.01.2019
JERUSALEM (Uypress/Ana Jerozolimski)- El Dr. Samuel Moscovici (37) llegó de su Caracas natal a Israel en el 2004, ya como médico, para especializarse en neurocirugía en el Hospital Hadassah de Jerusalem, lo cual concluyó en el 2016.
El Dr Samuel Moscovici junto a la entrada del Departamento de Neurocirugía (Ana Jerozolimski)
Viajó entonces a Australia, donde hizo una segunda etapa de especialización en cirugía de base de cráneo y microcirugía y al retornar a Israel en agosto último comenzó a trabajar nuevamente en Hadassah tanto en neurocirugía general como en cirugía de base de cráneo. Sus tres hijos, niños aún, nacieron en Israel. Piensa en ellos siempre "porque son lo más importante que tengo", pero también, ineludiblemente, cuando llegan niños a los que tiene que atender y tratar de salvar.
Como Yusef, de tan solo 10 años, un niño de una localidad árabe cerca de Jerusalem, que quiso tomar un ascensor y no se percató de que el ascensor no estaba. Cayó ocho pisos más abajo. Es un milagro que no haya muerto y que pueda sonreir y hablar.
El Dr. Moscovici fue uno de los médicos que lo atendió, parte de un gran equipo que le salvó la vida.
Cuando Yusef llegó, tenía toda la cara literalmente abierta al medio. Es hasta difícil describirlo.
Así nos lo contó al recibirnos días atrás en el departamento de Neurocirugía en el Hospital Hadassah de Jerusalem. Este fue su relato.
P:¿Cuánto tiempo transcurrió desde que Yusef llegó al hospital hasta que tú lo viste?
R: Primero me mandaron una foto ya desde el tratamiento inicial de trauma para que entendiera cómo es la herida. Habrá transcurrido aproximadamente media hora desde que él llegó y lo estabilizaron hasta que yo me sumé. Es que tratamos en general que no haya demasiada gente en el cuarto de trauma. Hay que dejar que la gente del primer paso de tratamiento trabaje y haga lo que tiene que hacer y después nosotros entramos. Así que recién después empezamos la operación.
P: Cuando hablamos del equipo multidisciplinario, ¿cuánta gente dirías que estuvo involucrada en la salvación de Yusef?
R: Por lo menos 40 personas, quizás en realidad por lo menos 50. Es que a todos los que están involucrados en el tratamiento inicial se va uniendo cada vez más gente: el enfermero de terapia intensiva, el pediatra, el microbiólogo que tiene que dar las recomendaciones con el antibiótico, el cirujano plástico... todos los miembros del equipo multidisciplinario. Es difícil contar con exactitud, pero fue sin duda mucha gente.
P: ¿Es algo poco común algo de tal envergadura?
R: No. Lamentablemente, con todo lo que a veces tenemos que ver de trauma, sea por accidentes de tránsito o ataques terroristas, vemos heridas de todo tipo. Nuestro equipo de trauma está muy desarrollado y tiene mucha experiencia. Pero una herida del tipo que tuvo este niño y que haya sobrevivido a una caída así, no es común. Cuando lo encontraron no permitieron a los familiares verlo porque el rostro estaba totalmente desfigurado, tenía una herida muy profunda en todo el rostro.
P: Por la herida que le partió la cara entiendo que cayó sobre su cara, pero al mismo tiempo tenía heridas en la parte de atrás de la cabeza. ¿Es por la fuerza del impacto?
R: Aparentemente. La verdad es que es difícil imaginar cómo fue la caída dentro de ese hoyo terrible del ascensor. De repente durante la caída recibió un golpe de alguna de las paredes en una parte de la cabeza..es difícil saberlo con exactitud. Trato de no imaginármelo porque es terrible nada más pensar en un niño de diez años cayendo así. Era una herida que si uno la ve por fuera piensa que no es posible sobrevivir.
P: Cuando tú lo viste, ¿pensaste que se moría?
R: No, yo me acostumbré a pensar: "Este niño no se muere", porque nosotros no podemos perder la esperanza, porque tenemos que transmitírsela a la familia y al equipo, si empezamos negativos, creo que el resultado no va a ser igual. Lo primero es: este niño se salva, después vemos, pero ese es el pensamiento.
P: ¿Cómo es el proceso? ¿Qué es lo que hay que hacer antes de que se le pueda operar?
R: Lo primero es estabilizarlo y conseguir ponerle una vía de aire, porque ante todo hay que permitir que pueda respirar bien. Lograron estabilizarlo, rápidamente lo llevaron a quirófano y lo primero que hicieron fue hacerle ABC, le pusieron una vía directamente en la tráquea para que pudiera respirar y ahí fue posible llevarlo a hacerle una tomografía y otros estudios para entender cuán difícil o severo era el trauma que había recibido. Cuando recibimos la tomografía vimos que había un daño también cerebral de todo lo que se llama la base de cráneo, que es donde el cerebro está posado. Estaba todo completamente roto, incluyendo también la duramadre, que es como el envoltorio del cerebro...
P: Ese es tu campo específico, ¿verdad?
R: Sí, sobre todo en tumores y heridas en ese lugar. Ahí decidimos que había que entrar otra vez a quirófano, hicimos una operación que ya es con un microscopio nuevo que hoy en día es el más avanzado que hay en el mundo. Yo lo uso a diario en las operaciones más que nada electivas, pero también cuando hay traumas de este tipo. Con varias horas con el microscopio cerramos la parte que estaba abierta y después hicimos una reconstrucción del piso de la base de cráneo. Después los compañeros de maxilofacial del hospital se unieron al equipo e hicimos toda la reconstrucción de la cara, también con la gente de cirugía plástica. Y también la gente de ortopedia trabajó con otras fracturas en las piernas y en otros lados, se ocuparon de eso después de una operación larga, complicada. El equipo de anestesiólogos todo el tiempo lo mantenía estable, nosotros con la parte del cerebro... Ya cuando pudimos asegurar el cerebro y la base del cráneo con los vasos, nervios y todas las estructuras importantes para el niño, los de maxilofacial hicieron la parte de reconstrucción de la cara más estética con los cirujanos plásticos. Después los de ortopedia se encargaron de otras heridas, los cirujanos generales también vieron que el resto del cuerpo no tuviese otros daños y de ahí lo pasamos a terapia intensiva de pediatría, donde lo trataron y estabilizaron por algunos días.
P: Y me imagino que aún no sabían cómo se despertaría.
R: Claro. Todavía no sabíamos si se despertaba, cuándo, cuál era el estatus de la función cerebral que tenía... porque la operación fue para salvar la vida, no para saber cómo iba a estar él después. Tampoco pensábamos en eso: pensábamos en salvar la vida de un niño y después seguir trabajando cada día para ver cómo evolucionaba. Poco a poco la tomografía se vio que venía bien después de la operación con esa herida y gradualmente fue recuperándose hasta que pudieron despertarlo. Lo evaluamos todos los días, vimos que movía los cuatro miembros y poco a poco fue entendiendo, hasta que pudimos dejarlo respirar por él mismo. Estuvo aproximadamente dos semanas en terapia intensiva hasta que pudimos sacarlo al departamento y empezó a mejorar hasta que hoy en día desde el punto de vista estético se ve muy bien...
Yusef, de 10 años, ya en buen proceso de recuperación. Un milagro de salvación
P: Y además habla y está bien. Entiendo que pueden decir que no quedó dañado el cerebro.
R: En la última tomografía se ve bastante bien, tiene todavía un camino de rehabilitación que cumplir, que puede durar tiempo. Pero la verdad, creo que el cerebro, la cara y toda la estructura de su cuerpo quedó en una situación que le permitirá poco a poco, con mucho trabajo y con todo el equipo de rehabilitación, tener un excelente futuro. Los papás, que pensaron en algún momento que perdían a su hijo, lo recibieron otra vez como un regalo. Y no solo los padres, también nosotros, todos los miembros del equipo que trabajó...
P: Es emocionante el solo imaginar esa sensación.
R: Sin duda. El mismo día de la operación yo le dije a los padres, como a las 4 o 5 de la mañana: "Todo el hospital está ahorita de pie para Yusef". Y el trabajo en conjunto logró eso.
P: Es casi literal eso, porque es un equipo multidisciplinario... Y me imagino que cuando llega un niño, tú teniendo tres niños hermosos en casa... piensas que esto no puede terminar mal.
R: Si... claro. Yo siempre pienso en mis hijos porque son lo más querido que tengo. Cuando llegó Yusef, ver a la mamá y al papá desesperados es difícil, pero al final, cuando ellos entienden que no es una persona aislada que está trabajando sino que es todo un equipo y todo un hospital que está haciéndolo para salvar al niño, creo que es importante, desde la persona que lo monta a la ambulancia y decidió traerlo para acá hasta el que lo recibe en trauma y hasta todos nosotros. Lo que cada uno hace es parte del trabajo, una pieza de un rompecabezas muy grande y ninguno de nosotros podría hacer ese trabajo si no tuviéramos a toda la gente de alrededor. Creo que eso es lo importante de un hospital como el nuestro y de todo el grupo de profesionales que trabajó desde que llegó, a las 21.00. Terminamos la operación a las 6.30.
P: De más está decir que mientras trabajaban intensamente en el hospital, cada uno tiene a su familia en casa.
R: Claro. Los niños tenían vacaciones ese día, terminé la guardia y me tocaba estar con ellos... Pero creo que todo el trabajo en equipo es lo que al final hizo que Yusef hoy esté otra vez con sus padres y su familia y que empiece una vida yo creo que normal. Eso es lo que nos llena a todos de felicidad, logramos hacer eso todos en equipo.
P: Acá entra esa frase que dice el Talmud: salvar una vida es como salvar un mundo entero.
R: Así es. Yo creo que, como se dice acá, el niño puede vivir hasta los 120 años.Tiene sólo 10....así que espero que en los otros 110 esté sano y feliz, que esté bien.
P: Entiendo que Yusef viene de una de las localidades árabes de la zona aledaña a Jerusalén, ¿verdad?
R: Si, de hecho el hebreo de la mamá no es muy bueno y todo lo que hablé con ella siempre fue con traductor, sé unas palabras en árabe pero no como para explicar la situación.
P: El tema de judíos y árabes como pacientes y también como equipo que atiende en los hospitales israelíes no tiene nada de nuevo. ¿Cómo describirías qué te ha dado a ti, con qué experiencias te has topado?
R: Para mí es hermoso ver que en el hospital no hay judíos o árabes o latinos o americanos, o quien habla inglés o francés. Aquí hay sólo dos grupos: los que necesitan ayudan y los que tratan de ayudar. Las cosas andan bien, creo que dentro de todo esa es la mentalidad de todo el mundo, sin importar de dónde vienen. Yo operando al niño nunca me pregunté si era esto o lo otro, o quién era. Ahora teníamos a Yusef y lo que contaba era que es un niño de diez años con una familia afuera y un equipo completo tratando de ayudarlo.
P: Qué emocionante Samuel, poder andar por la vida sabiendo que ayudaste a salvar a ese niño y a tantos más. ¡Qué gran cosa para seguir adelante!
R: Si, esas son las cosas que nos consuelan todas las noches que estamos aquí trabajando y no con nuestras familias. Estamos realmente contentos.
El Dr Moscovici junto a 3 de las enfermeras de Neurocirugía. De izquierda a derecha: Ala Bsul, Shirin Kadaj y Rivka Ben-Mijael (Ana Jerozolimski).
Ana Jerozolimski