Recuerdo
Piacentini, para siempre
05.03.2017
ROMA (Other News/Uypress/Mario Dujisin)- “El carácter de cada hombre es el árbitro de su destino” – Publilio Siro
Siguen llegando a nuestra mesa mensajes de admiración, cariño y respeto por ese formidable ser humano e insustituible profesional, Pablo Piacentini. Ayer, lamentablemente no recibí un mensaje de Sara, que compartió tres décadas de vida con Pablo y que ahora lo envío.
Hoy continuamos enviándoles algunas repercusiones sobre la enorme pérdida de entrañable amigo de tan vasta cultura y refinada sensibilidad. Como señala Alejandro Kirk en su texto: "Creo que lo que más le importaba en la vida era qué sitios históricos y artísticos había que conocer en Roma y en Italia antes de morir" (...) "cuidadoso con su programa cultural para no dejar una sola obra significativa de arte italiano sin apreciar a fondo".
Conceptos corroborados por Esteban Valenti, al recordar que era "un intelectual rigurosamente culto, si Pablo afirmaba algo, se podía estar seguro que lo sabía, lo conocía, lo había comprobado". Y sobre su calidad humana, Valenti subraya: "Me gustaría que fuera cierta la frase Kapuscinski: ´Las malas personas no pueden ser buenos periodista'. Pablo se lo merecía, porque fue un gran periodista y una buena persona".
Camilla Fedeli nos envía un hermoso texto, donde resalta las características de Pablo, "ese caballero andante, siempre amable y delicado, pero con un espesor intelectual y moral que no tardé en comprender, me mostró la cara de la lucha con las armas de la palabra", exhortando a "abrazar los nuevos desafíos incluso en momentos en que aún no los entendemos: volver a observar, preguntar, escuchar, comprender. Combinando humildad e inteligencia. Para que Pablo descanse, como nunca lo hizo en su vida intelectual y profesional".
Y por último, Hugo Martínez Viademonte nos subraya que "Pablo puede lucir como florón una medalla de hierro con una sola palabra:"Cumplió". Hierro, que a Pablo no lo sedujo ni el oro, ni el bronce ni el brocato".
Sigue el mensaje de Sara y las repercusiones:
Sara Adriana Gola: Querido Mario, sé que estás recogiendo los testimonios sobre Pablo, me emociona mucho todo lo escrito, yo respondí, y mande foto de él, pero creo que algo pasó y no salió.
Es muy triste que Pablo no esté más, yo no lo puedo creer, pasó 6 meses muy penosos, pero sin dolores y sin darse cuenta de su deterioro y eso me consuela, estuvo en casa hasta el final que se fue en el sueño, con serenidad. Pasamos 30 años muy felices, sacando viruta al piso como dicen en Argentina, se que va a ser muy dura para mi...pero es así. Mando una hermosa foto de Pablo. Un abrazo fuerte, Sara.
Alejandro Kirk: Piacentini fue uno de los mitos vivientes de IPS a quien no pude realmente conocer, por llegar tarde a la cita con la historia. Digo realmente porque por años nos vimos todos los días en via Panisperna 207, compartimos ironías y disgusto por la mala escritura con que sin tregua nos ametrallaban algunos; le pedía a veces su opinión sobre ciertos temas, y hablábamos largo sobre ellos. Erudito, conocía no sólo el proceso, sino todas las cifras. Era afectuoso: a fines de los 80, principios de los 90, me llamaba "giovanotto" y me daba consejos sobre lo que yo creo más le importaba en la vida: qué sitios históricos y artísticos había que conocer en Roma y en Italia antes de morir. Rara vez, sólo a pedido, me hablaba de su abuelo, arquitecto de Mussolini, creador del EUR, el distrito romano en que el Duce quiso recrear la grandeza del Imperio Romano.
Sin embargo, su trayectoria en ese periodismo que llaman "de trinchera", su vida de revolucionario activo, no la conocí. No de primera mano, al menos. Yo conocí un señor parsimonioso y -para mí- embarazosamente culto, cuidadoso en sus relaciones, cuidadoso de no pelearse con nadie, cuidadoso consigo mismo, con los demás, con su aspecto, sus dientes, su cuerpo, su alimentación, su programa cultural para no dejar una sola obra significativa de arte italiano sin apreciar a fondo. Obsesionado con crear una IPS de calidad imbatible, una que llegara a diarios y revistas y fuera penetrando en la agenda política mundial con columnas demoledoras, análisis de autores más allá de todo lo pedestre.
Pero nos alejamos. Tomamos partido por diferentes opciones en el campo de batalla -a mi juicio principalmente ético- en que se convirtió IPS a partir de 2002, en que yo perdí estruendosamente. Savio dice que Piacentini fue exageradamente leal, y es cierto. Un viejo amigo común me dijo una vez: "Cuando se derrumbe IPS, cuando quede sólo una mesa y una silla en Roma, allí estará sentado Piacentini, porque fuera de Roma Piacentini no puede vivir". Asi fue.
Esteban Valenti: Compartí con Pablo Piacentini casi seis años de mi vida y no solo de la actividad periodística (1978 1984). Era una época donde para algunos, la información y la liberación eran parientes muy cercanas. El gran aporte que Pablo nos hizo a muchos que recién llegábamos al periodismo profesional, fue la calidad, el rigor sin perder el entusiasmo y los principios.
Hubo siempre un debate abierto o subterráneo que cruzaba todo el mundo periodístico de que el compromiso quitaba objetividad, neutralidad ante la información. La objetividad fue freida en tantas discusiones que no vale la pena ni siquiera mencionarla, pero quedaba la idea propagada por los medios tradicionales y sobre todo de la derecha que ellos eran los dueños de la técnica, de la profesionalidad y por ese camino también de la verdad. En las agencias de noticias internacionales era un debate clave.
En IPS no se trataba de un accesorio, definía nuestra identidad, nuestra credibilidad, nuestra supervivencia. Pablo Piacentini, con un grupo grande de compañeros logró derrotar, no en los discursos sino en los hechos, en la práctica, en el servicio diario esa visión profundamente interesada y reaccionaria de la información.
Pablo fue un combatiente diario, permanente, insistente y con una permanente actualización de la calidad de la redacción, del uso del idioma y de la referencia a las fuentes de manera precisa. Lo hizo como jefe de redacción, que es en el cargo que yo lo conocí y luego en sus diferentes funciones en la agencia e hizo desde esa actitud un aporte fundamental no solo a IPS sino a toda la batalla conceptual pero fundamentalmente práctica y concreta por una información comprometida, con valores e ideas que se distinguía por su calidad, por su profesionalidad.
Junto con el otro Pablo, Giussani y a Roberto Savio fueron los profesionales con los que más aprendí en mi vida de periodista y nunca podré agradecerle ese aporte, no a mi profesión preferida y que sigo ejerciendo, sino a mi vida. No fue solo una lección sobre la profesión, fue mucho más, fue la batalla porque en la calidad, en la precisión, en el rigor había que ser los mejores, los primeros, los más esforzados, porque nos seguimos proponiendo cambiar el mundo.
Pablo Piacentini fue un enemigo de la retórica como coartada para los errores y las desprolijidades.
Era además una buena persona, un tipo sin dobleces y sin maniobras, en una agencia donde las había, incluso yo participé de ellas. Era además un intelectual rigurosamente culto, si Pablo afirmaba algo, se podía estar seguro que lo sabía, lo conocía, lo había comprobado.
Teníamos orígenes políticos muy diferentes y se puede decir que dentro de la izquierda, estaban bastante enfrentados y además había un suplemento, Pablo era argentino y yo uruguayo lo que agregaba factores complementarios a nuestras diferencias. Nunca, absolutamente nunca fueron motivo para debilitar nuestra relación entre compañeros de trabajo y de lucha.
Me duele mucho su muerte porque se suma a la de tantos otros compañeros que fueron parte de nuestra mejor historia, como periodistas luchadores, pero sobre todo como seres humanos, en este mundo que cada día es menos humano.
Hacía mucho tiempo que no hablaba con él, pero estoy seguro que si nos hubiéramos encontrado en una esquina de Roma o de América Latina, nos hubiéramos saludado como siempre, con esos apretones de mano que resumen muchas cosas compartidas.
Me gustaría que fuera cierta la frase Kapuscinski "Las malas personas no pueden ser buenos periodistas". Pablo se lo merecía, porque fue un gran periodista y una buena persona.
Milton Seligman: Ouvi falar de Pablo Piacentini antes de ouvir falar de IPS e visitei IPS, pela primeira vez, para conhecer Pablo Piacentini. Só depois, 3 anos depois, fui para Roma para me juntar ao grupo de ipsicos, sonhadores e desejosos de destruir muros e criar compreensao mútua em um mundo ainda dividido pela guerra fria e pela distância ainda insuperável de uma terrível e injusta distribuiçao de oportunidades.
Pablo é um de meus ídolos, um de meus exemplos para a vida. Teve as qualidades que mais prezo: sonhou grande, lutou por este sonho e foi um homem delicado e culto.
A viagem do Pablo para outra dimensao nos deixa tristes mas costumo imaginar que o tempo cozinhará esta tristeza e nos deixará em todos uma doce saudade deste querido amigo.
Hasta siempre, Pablo Piacentini.
Hazel Henderson: Dear Roberto;
Good to find you , but I'm very sad to lose dear Pablo. He was such a kind and thoughtful man. Abrazos and much love, Hazel
Camilla Fedeli: Para Pablo, un saludo de la siguiente generación... Conocí a Pablo en el año 1986 en Roma, cuando para muchos ya la parte álgida de la lucha politica de las decadas anteriores estaba llegando a su fin, o al menos, a flote.
A pesar de los muchos costos personales y colectivos, se brotaban las esperanzas, se trabajaba con el entusiasmo de los sobrevivientes.
Con 21 años, romana y un título de traductora, llegué a IPS a conocer todo eso, y sobre todo a un ambiente de gran confianza en las posibilidades de la comunicación como instrumento de democracia, de respeto, de construcción, de integración, de crecimiento. Dos años de vida en Colombia en mi adolescencia fueron el mínimo substrato fértil para entender y abrazar el mundo al que me estaba metiendo. Y ese caballero andante, siempre amable y delicado, pero con un espesor intelectual y moral que no tardé en comprender, me mostró la cara de la lucha con las armas de la palabra.
Muchos de los que hemos trabajado en IPS con el ejemplo de Pablo, de Savio, y de muchos más (muchos incluso copiados en este grupo) aprendimos a creer que se puede aportar a nuestra sociedad incluso con los medios más limitados, valorando el empoderamiento, el esfuerzo sin aspavientos, y sin desmerecer el esfuerzo del otro. Y aunque hoy algunos estemos dedicados a otras cosas, ello se ha convertido en una manera de ponerse frente a la vida, a la sociedad, al otro. Incluso nuestros hijos lo tienen en su ADN: los 50 años de IPS y de Pablo en ella, los "Periodistas que voltearon el mundo" no han atravesado en vano nuestras familias y nuestras generaciones.
Vean lo válido que es esto aún hoy:
http://www.ipsnoticias.net/2014/09/ips-y-su-medio-siglo-de-lucha-contra-el-subdesarrollo/
Es cierto que hoy tendemos más a lamentar la situación actual, que a luchar por ideales que parecen desdibujarse...
Pero hay que tomar la posta, debemos abrazar los nuevos desafíos incluso en momentos en que aún no los entendemos: volver a observar, preguntar, escuchar, comprender. Combinando humildad e inteligencia.
Para que Pablo descanse, como nunca lo hizo en su vida intelectual y profesional.
Hasta siempre Caballero. Camilla
Farhana Haque Rahman: Dear Roberto, I am truly saddened by Pablo's departure ! He was such a gentle soul. The time we had lunch together with you, it was evident that he had a great bond with you, one in which he could with comfort disagree or agree with you.
Thanks indeed for the tribute you wrote. Its informative and touching at the same time.
I look forward to meeting up with you as soon as possible. Regards, Farhana
Hugo Martínez Viademonte: Tarde me entero de la muerte de Pablo Piacentini, por la nota de Roberto Savio, más que bella, exacta.
Lo recuerdo perfectamente al Duque. Comandando, junto a Roberto aquella Armada de Brancaleone que era IPS y que reclutó a varios Nobel y una aguerrida infantería trabajando como poseídos con la segura esperanza que el cheque llegaría tarde. Recuerdo el comando argentino, Pajarito García Lupo, Edgardo Tríveri, Juan Gelman, Tutti Gadano, al menos dos uruguayos cuyo nombres se me escapan, el Perro Monteverde que emparejaba su prolija visión de la política venezolana con su pasión por los caballos... Año del Señor 1970. Se nos han adelantado la mayoría de los compañeros, y comienza a resultar casi indecoroso el estar todavía en esta orilla.
Acompaño el orgullo de la familia de Pablo que puede lucir como florón una medalla de hierro con una sola palabra:"Cumplió". Hierro, que a Pablo no lo sedujo ni el oro, ni el bronce ni el brocato. Salud, Pablo. Para siempre. Hugo
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