UY Press - Agencia uruguaya de noticias

Roma, 30 Mar (UYPRESS) – En mi viaje carretero hacia Francia, tenía previsto pasar bajo el túnel del Monte Blanco y el mediodía me sorprendió del lado italiano, en la localidad de Courmayeur y con un ligero apetito, así que me detuve en un restaurante montañés típico de la Val D´Aosta (la región italiana donde hablan en francés). Comí en el restaurante La Maison de Filippó.

No pude seguir viaje, tuve que pernotar en una hostería local. Fue una extraordinaria aventura culinaria. Está en via Passerin d'Entrèves 7, al pié del Monte Blanco. En esta época es una experiencia que recomiendo, no tanto por la nieve y la majestuosidad de la montaña más alta de Europa, sino por la panzada.

Ahora que UYPRESS nos invitó a sus corresponsales y lectores a escribir sobre “La buena vida” y cuando tenemos un instantes para refugiarnos de las malas, pésimas noticias sobre desastres militares y naturales de todo tipo, vale la pena hacer un alto y encontrarse con la enorme capacidad de los humanos de gozar.

Comer la lista interminable de antipastos, fiambres, vegetales, carnes, olivas condimentadas de diversas maneras y en una abundancia digna de Pantagruel es una experiencia difícil de olvidar. Y de digerir.

La carne de gamo guisada con vegetales, las milanesas a la valdostana con queso fontina, la polenta con diversas salsas darían para escribir una larga crónica de los sabores. Me equivoqué en el vino. De la casa, un vino de la región que no valía gran cosa, así que me precipité sobre un Dolcetto piamontés “come il fu”.

Las pastas buenas, no memorables. Pero el conjunto, incluyendo los postres que casi olvido, por mi absoluta saciedad, son un disfrute que acompaña la decoración de montaña, las grandes tinajas llenas de conservas de aceitunas, los platos rebosantes de antipastos y fiambres del lugar.

Si quiere pasar hambre a lo grande visite a Filippó y desde lo alto de la ladera del Monte Blanco sufra.